Blog de Cine

Introducción al Festival de Cine Alemán de Madrid 2014

Es una pena, pero habitualmente la memoria cinematográfica es injusta con numerosos éxitos de otra época, que sólo los cinéfilos recordamos. El Festival de Cine Alemán de Madrid, que se celebrará desde el 10 al 14 de junio, pone sobre la mesa por decimosexta vez un intento de comprender el cine germano, aquel que nace tras una revolución interna en los años 60, y que intentará emular a los franceses de la Nouvelle Vague y los italianos del Neorrealismo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania se encontraba en un lamentable periodo creativo. Sus mayores talentos habían emigrado con anterioridad a los Estados Unidos; directores como Billy Wilder, Fred Zinnemann, Otto Preminger, Fritz Lang, Douglas Sirk o Ernst Lubitsch, así como intérpretes de la talla de Marlene Dietrich, Peter Lorre, Conrad Veidt, Curt Bois o Johanna Hofer. Todos ellos huyeron del horror que asolaría Alemania durante los años 30 y 40 para desarrollar sus respectivas carreras en el mercado norteamericano.

Hollywood había acogido a todos aquellos exiliados y los había convertido en estrellas del melodrama, respetados directores de la mejor comedia, destructores de tópicos, o mitos del cine de terror. Esta presencia de autores alemanes en Norteamérica será el detonante para que los estudiantes que se dan cita en el Festival de Oberhausen, alrededor de 1962, redacten un manifiesto en el que se comprometen a dar un sonoro portazo a los códigos del viejo cine, y así acercarse a las posturas naturalistas que los franceses estaban comenzando a implantar.

Alexander Kluge en la presentación del Manifiesto de Oberhausen 1962

Los nuevos cineastas alemanes no estaban especialmente interesados en la vertiente teórica que proponía la Nouvelle Vague. Tampoco deseaban cargar sobre sus espaldas la tradición cinematográfica anterior a las guerras mundiales. Su obsesión consistía en retratar la Alemania de la posguerra, la falta de recursos económicos, y la inestabilidad de un país dividido en cuatro bloques con una capital, Berlín, que mostraba signos irreparables de separación social, económica, política y cultural.

Esta nueva ola de autores fijará su objetivo sobre la tradición cultural. Un gran número de obras literarias germanas serán llevadas a la gran pantalla, con el único fin de recrear el pasado de una Alemania confusa, y con fuerte presencia extranjera en sus fronteras. A este respecto surgirán nombres como los de Jean-Marie Straub, Werner Herzog, Rainer Werner Fassbinder, Wim Wenders o Werner Schroeter. La reivindicación de la identidad alemana será la seña de identidad de cada uno de estos cineastas, con mayor o menor repercusión en el panorama cinematográfico europeo y mundial.

Con el paso del tiempo, el cine alemán se ha hecho un hueco dentro de la cuota de pantalla a nivel europeo. Incluso los grandes certámenes han facilitado la creciente presencia de cineastas germanos en sus secciones a concurso. Es el caso del Festival de Cine Alemán de Madrid que, en su 16º edición, acogerá a cineastas como Caroline Link (Exit Marrakech), Xavier Koller (Die schwarzen Brüder), Grzegorz Muskala (Susurros tras la pared) o Rick Ostermann (Wolfskinder). También supondrá el regreso a la pantalla de rostros como Moritz Bleibtreu (Facción del Ejército Rojo, El experimento) o Ulrich Tukur (Amén, La vida de los otros).

Además, la presente edición del certamen madrileño contará también con un ciclo dedicado al cine más independiente que llega desde Alemania. El apartado ArtHaus estará representado por Jakob Lass (Love Steaks), Ramon Zürcher (Das merkwürdige Kätzchen), Johannes Naber (Tiempo de caníbales) y Cüneyt Kaya (Ummah-Unter Freunden). Esta corriente, quizás más desconocida para el gran público y la crítica europea, constituye la mejor muestra de un cine arraigado a su cinematografía contemporánea, que mantiene una visión europeísta y continental.

El Festival de Cine Alemán, por tanto, servirá para descubrir nuevos nombres, nuevos guiones, y nuevos realizadores que rompan con sus proyectos la línea cotidiana de la cinematografía europea. En definitiva, un cine menos comercial, más personal, y con tramas de un calado social, cultural, económico y político, de suma importancia en nuestros días. Nunca es tarde para conocer mejor el presente en que vivimos.

Antonio Sánchez Marrón

.

Etiquetas: ,

Escribe un comentario