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La década en la que el cine independiente conquistó Hollywood: narcotraficantes y veteranos de guerra

Se entiende como Nuevo Hollywood la época en la que los productores perdieron el control de los grandes estudios en favor de los que verdaderamente entendían el espíritu del séptimo arte: los directores. Las rígidas fórmulas de siempre perdieron su vigencia, y una nueva hornada de cineastas demostraron, casi sin querer, que el cine de autor no tenía porqué estar reñido con la taquilla. Aunque ‘Easy Rider’, de Dennis Hopper, y ‘Bonnie and Clyde’, de Arthur Penn, no fueron las obras más brillantes del movimiento, bastaron para abrir camino a Peter Bogdanovich, Martín Scorsese, Francis Ford Coppola, George Lucas, William Friedkin, o Michael Cimino.

Precisamente Friedkin y Cimino fueron los responsables de dos películas clave en los primeros coletazos y en los últimos suspiros de esta época irrepetible. ‘French Connection’ y ‘El Cazador’ sedujeron tanto a crítica como a público, y acapararon los premios más importantes en sus respectivos años de estreno. Cinco premios de la Academia, incluidos el Oscar a la Mejor Pelicula y al Mejor Director, supusieron el reconocimiento a una manera especial de hacer cine, sin restricciones y sin reglas preestablecidas.

Poster de The French Connection

Poster de El Cazador

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Evidentemente, nada de esto hubiera sido posible sin la existencia previa del neorrealismo italiano y la Nouvelle Vague francesa, movimientos cinematográficos cuya influencia se percibe en las obras de estos magníficos cineastas. La libertad formal y el reflejo realista de una época son dos de las características que comparten las obras que nos ocupan, predominando la primera en ‘French Connection’, y la segunda en ‘El Cazador’.

En 1971 el cine policiaco cambió para siempre. William Friedkin realizó una obra que guardaba pocas semejanzas con la forma en la que se había practicado el género hasta ese momento. La crudeza de sus imágenes, la inmediatez de su estilo, los tiempos muertos, y el realismo en la construcción de sus personajes sorprendieron a propios y a extraños. ‘French Connection’ desconcertaba por muchas razones: los buenos no eran todo lo atractivos que cabría esperar, y la elegancia y el encanto de los malos evitaban el rechazo absoluto del espectador. Aún así, el patio de butacas se identificó con el insobornable Popeye Doyle (Gene Hackman) y compartió su principal obsesión: cazar a unos sofisticados narcotraficantes que estaban a punto de dar el golpe de sus vidas.

Entre las innumerables virtudes de ‘French Connection’, destacan el oportuno ritmo narrativo que William Friedkin imprime en todo momento, y su potente estilo visual. El director marca los tiempos desde la explosiva presentación de los personajes hasta el descriptivo planteamiento de la trama argumental. Una vez puestas las cartas sobre la mesa, se desatan las hostilidades y somos testigos de dos espectaculares momentos.

French Connection, The

El primero está repleto de suspense y se desarrolla en el metro de Brooklyn. Gene Hackman (ganaría el oscar por este papel) y Fernando Rey lucen espléndidos en los papeles del gato y el ratón respectivamente, protagonizando un enfrentamiento entre la inteligencia del delincuente, y la voluntad inquebrantable del agente de la ley. La segunda es la famosa secuencia, calificada por muchos como la mejor persecución automovilística en la historia del cine, en la que Popeye Doyle persigue incansable y salvajemente a uno de los acólitos de su antagonista. Toda una lección magistral de dirección (zooms incluidos), montaje, e interpretación. Así debería ser el cine de acción.

Años más tarde, en 1978, Cimino se decantaría por una película más ambiciosa, tanto social como políticamente hablando. Si bien ‘French Connection’ abordaba la problemática del narcotráfico, ‘El Cazador’ ofrecía sendas radiografías de los Estados Unidos de América, antes y después de la guerra de Vietnam. El director de ‘La Puerta del Cielo’ recurrió a la evolución de un grupo de amigos para mostrar las cicatrices de un conflicto que jamás debió suceder.

Cimino demuestra su versatilidad y enorme talento en una obra que combina perfectamente el drama íntimo y la épica. Por un lado, es capaz de captar la esencia de la verdadera amistad y representar la melancolía provocada por el amor imposible. Pero también está sobradamente capacitado para helarnos la sangre y renovar el material del que están hechas nuestras peores pesadillas. ‘El Cazador’ es cine costumbrista y es cine bélico, es emoción y es suspense. Pero también es ese tipo de película que te hace recordar el pasado con nostalgia y el futuro con la incertidumbre de quién no presta suficiente atención al presente.

El Cazador

Existe un parámetro infalible a la hora de calibrar el verdadero impacto de una película, y ese es el número de imágenes que te obliga a recordar para siempre. Un termómetro muy personal, que tiende a la universalidad en obras como ‘El Cazador’. ¿Quién puede olvidar a esos amigos de la América rural jugando al billar mientras suena la mítica ‘Can’t Get My Eyes off of you’? ¿quién no ha temblado al presenciar la secuencia final, a pesar de haberla visto anteriormente un número indeterminado de veces?

Pero la secuencia que resume la verdadera esencia de ‘El Cazador’ está protagonizada por un solitario de Niro, que tras haber vivido los peores momentos de su vida, regresa a su pueblo natal. Sus amigos, que esperan ansiosamente su llegada, le han preparado una gran fiesta de bienvenida. Al comprobar el recibimiento que le espera, ordena a su conductor que pase de largo y le lleve al hotel donde se hospedará la primera noche del resto de su vida post-Vietnam. Sin desvestirse, flexiona sus rodillas y se apoya en la pared de su habitación. Se lleva las manos a la cabeza e intenta desterrar los pensamientos que incesantemente martillean su cabeza. ¿Hay motivos para la celebración? Su antiguo mundo permanece tal y como lo dejó antes de irse a la guerra, pero él ha cambiado.

Estas dos películas nos recuerdan que hubo una época en la que Hollywood se convirtió en ese amigo incómodo que siempre te dice las verdades a la cara. Estabas deseando que dejara de hacerlo hasta que de repente desapareció y empezaste a echarle de menos.

Carlos Fernández Castro

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3 Comentarios

  1. Cuando parte de tus conocidos se dividen entre aquellos que pertenecen a Little Italy y los que son del Bronx, lees este artículo y haces palmas con las orejas (frase muy del NoLIta).

    Frasaca!!!!: ‘Pero también es ese tipo de película que te hace recordar el pasado con nostalgia y el futuro con la incertidumbre de quién no presta suficiente atención al presente.’ He cambiado de planes, iba a ir al cine a ver ‘Inside out’ por eso de hacer un ejercicio de inteligencia emocional, pero va a ser que me viene mejor repasar ‘El Cazador’.

    BRAVO

  2. Muy buen artículo, Carlos.
    Muchas gracias x recordarnos la mejor época de Hollywood, los 70s
    Haute un libro: Moteros tranquilos, toros salvajes que explica muy bien este movimiento
    Muchas gracias, como siempre !!! 😀

    • Muchas gracias Moises, soy un gran fan de ese libro de Peter Biskind y del siguiente que escribió ‘Sexo Mentiras y Hollywood’, que trata sobre la época del cine independiente a partir de la irrupción de Steven Soderbergh.

      Un fuerte abrazo

      Carlos