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¿Y si Clint Eastwood fuera Italiano? Una Jornada Particular en Los Puentes de Madison

Llega el momento en la vida de todo cinéfilo, en que ha visto suficientes películas como para empezar a plantearse por qué el cine, un arte universal por definición, puede llegar a ser tan diferente en función de su lugar de creación; por ejemplo, un cineasta americano y otro europeo pueden llegar a hacer películas diametralmente opuestas basándose en un mismo esqueleto argumental. Tratamiento, interpretación, dirección, guión… Esta es una de las razones fundamentales por las que podemos considerar el cine como una ventana con vistas privilegiadas a las tradiciones y formas de ver la vida de las diferentes culturas que conviven en nuestro planeta.

El caso que expongo a continuación es uno de los que mejor reflejan, a mi entender, lo comentado en líneas superiores. Me gustaría que por un momento imagináramos que Clint Eastwood y Ettore Scola fueran coetáneos; supongamos que ambos recibieron, al mismo tiempo y con motivo de un experimento cinematográfico, un esqueleto argumental a partir del cual debían construir toda una película: un hombre y una mujer, de mundos completamente diferentes, se conocen por azar; ella es una abnegada ama de casa, madre de familia numerosa, y no ha conocido mucho mundo; él es un aventurero, tiene una vasta cultura general y aparentemente ha exprimido la vida de tal forma que podría decirse que se siente realizado; poco después de conocerse, algo surge entre los dos.

Clint Eastwood

Ettore Scola

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Es evidente que «Una Jornada Particular» y «Los Puentes de Madison» no son el resultado de ningún experimento, y probablemente Ettore Scola y Clint Eastwood nunca llegaron a conocerse; pero es innegable que ambas películas parecen haber sido construidas a partir de una misma premisa, siguiendo ciertas pautas para su desarrollo, y respetando un tono bastante similar en su desenlace.

Sin embargo, el cineasta italiano, al contrario que el americano, contextualiza políticamente su obra de una manera determinante para el desarrollo de los acontecimientos; la historia narrada tiene lugar el día en que Mussolini ofrece un desfile militar en honor a Adolfo Hitler.  En este sentido, Eastwood no tiene intención política alguna; el director de «Sin Perdón» apuesta por un tono decididamente romántico, centrándose en el bagaje vital de sus dos protagonistas para desarrollar una intensa historia de amor.

En cambio, ambos directores construyen unos personajes intelectualmente similares; Clint Eastwood y Marcelo Mastroiani se meten en la piel de dos hombres que pertenecen al mundo de la cultura (uno es fotógrafo y el otro es periodista), y que, gracias a ello, tienen mentes mucho más abiertas que las de las mujeres interpretadas por Meryl Streep y Sofia Loren; ambas son amas de casa que se han visto abocadas a una vida rutinaria, sin ningún tipo de estimulación intelectual y dedicada a sus esposos e hijos. Mientras ellos siempre se han sentido el ombligo del mundo y han disfrutado de una existencia libre, excitante y sin ataduras emocionales, ellas nunca han dedicado tiempo a sí mismas, y siempre han vivido por y para su familia sabiendo que llegará el día en que todo se transformará en un gran vacío.

Sofia Loren y Marcello Mastroiani en "Una Jornada Particular" de Ettore Scola

Meryl Streep y Clint Eastwood en "Los Puentes de Madison" de Clint Eastwood

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En ambas películas se utiliza magistralmente la contraposición entre los personajes masculinos y femeninos para abordar un denominador común a todos ellos: la soledad; lo que es evidente en Antonietta y Francesca, descubrimos que también existe en Gabriele y Robert. Scola e Eastwood demuestran una misma intencionalidad en su mensaje; la soledad es una enfermedad del alma, no es algo que dependa de estar rodeado de gente, los viajes que hagas, o el número de personas con que te relaciones en tu día a día. El único factor que camufla este sentimiento en los personajes masculinos es el complejo de inferioridad que los personajes femeninos sienten respecto a ellos debido a su inferior nivel intelectual; pero todos se sienten solos.

Las diferencias culturales y geográficas entre Italia y EEUU vuelven a distanciar a ambas películas cuando analizamos las razones por las que los maridos de Antonietta y Francesca se han ausentado de sus hogares. En » Una Jornada Particular», Scola tan sólo necesita las horas que dura un desfile para permitir el nacimiento de la extraña relación entre una mujer casada y su vecino homosexual; a pesar de que pueda parecer sorprendente, todo funciona con naturalidad y resulta creíble. En el caso de «Los Puentes de Madison», Eastwood recurre a las tradicionales ferias de ganado para separar a los Johnson durante unos días, gracias a las grandes distancias que, a diferencia de los países europeos, existen en los EEUU. Una vez más, la política (cuestiones ideológicas) distancia a unos y el espacio físico (un viaje de negocios) a otros; que cada uno saque sus conclusiones.

"Una Jornada Particular" tiene un fuerte componente político

Podríamos decir que un cine (el italiano) nace de la cabeza y otro (el americano) de las tripas, pero sería un razonamiento erróneo y demasiado simple, ya que podríamos afirmar lo contrario a la hora de abordar el desarrollo de cada película. Evidentemente, existe una innegable diferencia entre las inquietudes manifestadas por ambos directores; la riqueza en los matices sociales de «Una Jornada Particular» y el drama romántico por el que apuesta «Los Puentes de Madison» no son más que dos caminos diferentes (ni mejores ni peores) para llegar al mismo lugar: la soledad, si nos atenemos al desenlace final, o la felicidad, si nos ceñimos a ese lapso de tiempo en que la vida de los cuatro protagonistas alcanza una plenitud emocional.

Carlos Fernández Castro

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