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Crónica desde el Festival Internacional de Cine de Roma (11-13 de noviembre de 2013)

El Festival llega a su ecuador. La relativa tranquilidad que se respiraba por los vestíbulos los primeros días se ha sustituido por expectación, largas colas, malas caras del staff y retrasos en casi todos los horarios; un aumento normal en el tráfico de espectadores y acreditados a estas alturas. Tampoco hay muchas excusas para no estar dentro del Auditorium si se tiene en cuenta el frío y la lluvia, que se han adueñado definitivamente de la ciudad, y el buen número de sugerentes películas que está ofreciendo la programación de un festival que no se para a esperar a nadie.

El lunes se presentaba la nueva película del italiano Vittorio Moroni,“Se chiudo gli occhi non sono piú qui”. Concursando en la sección Alice Nella Cittá, el largometraje es capaz de, sin sobrecargar, posarse con naturalidad sobre las diferentes problemáticas que turban la vida de un adolescente italiano-filipino que no ha superado la muerte de su padre. Gracias a un guión coherente, las intenciones argumentativas de Moroni son convincentes a muchos niveles, aunque quizás se toquen demasiado temas de pasada y fatigue el insistente empeño por volverse trascendental. Lo importante logrado es que transmite adecuadamente las vivencias y frustraciones del protagonista. Un proyecto modesto que se defiende por sí mismo, que ha pasado muchas dificultades para poder llegar a ver la luz y que difícilmente superará las fronteras italianas.

Al contrario de la película de Moroni, que ha pasado más o menos inadvertida, la premiére de “Romeo y Julieta”, fuera de concurso, era uno de los grandes focos de atención del día. Esta coproducción EEUU-Italia, dirigida por Carlo Carlei, es una nueva adaptación de una de las obras más populares de Shakespeare. A diferencia de la renovación que planteaba Baz Luhrmann en su “Romeo + Julieta…”, Carlei y el guionista Julian Fellowes plantean una vuelta a las raíces y al texto original. Volver a la base shakesperiana tiene sus ventajas; es fácil sortear un descalabro general si te ciñes a la fuente primaria, y “Romeo y Julieta” ha juntado bien sus piezas para lograrlo. Pero en este caso, ha implicado ciertas desventajas también: se ha eliminado, desde un principio, la posibilidad de introducir nuevos -y arriesgados- elementos a la historia o de profundizar algo más en la relación entre los protagonistas, que se percibe apasionada en los diálogos, pero que en el fondo se nota superficial. Están bien los actores adultos (Paul Giammati, Damian Lewis, Lesley Maanville), pero es desacertada alguna elección en el casting para los actores jóvenes; incluso Hailee Steinfeld como Julieta desentona un poco.

La noche se cerraba con una obra en concurso de lo más desconcertante y controvertida, “Sorrow and Joy”. Dirigida por el cineasta danés Nils Malmros, la película se basa en la propia vida del director, como muchas de sus obras. Pero “Sorrow and Joy” se centra en ella de forma visceral: en 1984, mientras él acudía a una conferencia, su mujer, con la que sigue actualmente y que sufría de un estado psicológico realmente inestable en la época, mató a su hija de 9 meses. Este trágico evento es presentado al principio de la película, y posteriormente Malmros analiza paso a paso todo lo que pasó. Impresiona la gran capacidad del director para manejar la culpabilidad y las relaciones humanas entre sus personajes. Sabe analizarlas con un estilo muy definido porque las conoce; las ha asimilado y superado de una manera consciente. Difícil de aceptar moralmente, “Sorrow and Joy” es un historia de amor y muerte impactante, un drama realista sin reglas. Nos encontramos ante una película muy a tener en cuenta, aunque temo que no terminará con muchos fervientes admiradores por sus maneras nórdicas y su polémico desarrollo.

La mañana del martes 12 llegaba otra de las películas con más solera del concurso oficial, “Out of the Fournace”. El responsable de esta película es Scott Cooper (Corazón Salvaje), y cuenta con Christian Bale y Casey Affleck como protagonistas. Los actores interpretan a dos hermanos muy diferentes que se ven envueltos en una historia de justicia, redención y venganza. La narración y sus temas siguen un transcurso norteamericano clásico, donde las circunstancias individuales terminan por imponerse en el transcurso de la historia. Una película bien rodada (buena utilización del montaje) e interpretada, pendiente de personajes problemáticos que transitan por unos Estados Unidos que suenan a lentas guitarras. Con un aroma a los años 70 que recuerda a películas como “El Cazador”, “Out of the Fournace” tiene una indudable potencia, una buena propuesta y saber estar ante el destino de sus personajes. Quizás Cooper no haya descubierto la pólvora, pero nos trae una película con personalidad y que nos recuerda una vez más que Christian Bale es un notable actor.

Insistía el frío en Roma a mediodía, y mucha gente optó por entrar a ver la comedia italiana “Song’e Napule”. Los hermanos Manetti, especialistas en cine de género, han hecho una comedia inofensiva que tiene como fondo y referencia continua la ciudad de Nápoles. Con momentos realmente graciosos, “Song’ e Napule” tiene alguna que otra torpeza y descuidos que la hacen adquirir  aspecto de teleserie, pero se consigue mantener adecuadamente en esta historia de detectives para que la comicidad no se pierda. Una película fuera de concurso para pasar el rato.

El martes por fin pude ver también otra de las películas que más está dando de que hablar en el Festival: “Dallas Buyers Club”. Junto a “Her”, la gran candidata a llevarse el premio Marc’Aurelio d’oro para la mejor película. Las expectativas están ampliamente colmadas en esta gran historia dirigida por Jean-Marc Vallé (C.R.A.Z.Y). “Dallas Buyers Club” nos habla del texano Ron Woodroof (Matthew McConaughey), un hombre con una vida desequilibrada que descubre tener SIDA; Woodroof decide afrontar el problema de una forma totalmente inusual que pondrá en alerta a muchos poderosos. Hablaré más concretamente de esta película en otro momento, pero por ahora podemos decir que Vallé ha construido un drama de tintes sociales realmente potente, de implicaciones y reflexiones perfectamente cimentadas. Enorme Matthew McConaughey, que últimamente está que se sale.

El día 6 del Festival Internacional de Cine de Roma empezó con el visionado de “Quod Erat Demostrandum”, film rumano en concurso. Rodada en blanco y negro, “Quod Erat Demostrandum” es una película que el guionista y director Andrei Gruzsnicki ha hecho despacio y con buena letra: sus personajes sufren y se juegan todo dentro de una sociedad muy particular, y Gruzsnicki se detiene en los encuentros, los diálogos y los silencios para entenderlos. Se ha intentado vender esta película como “La vida de los otros” en la Rumanía de Ceausescu; no posee ni la intencionalidad política, ni la complejidad expositiva como para aguantar tal comparación, pero en la pausa de Gruzsnicki hay mucho de meditado para que su historia se mantenga solvente.

Cerraba este miércoles con “Gods Behaving Badly”, comedia del debutante Marc Turletaub. Christopher Walken, John Turturro, Sharon Stone…los actores involucrados llamaban la atención y el prometedor corto “Looking at Animals” (2009) de Turletaub también auguraba algo reseñable en su primer largometraje. Desgraciadamente, la idea ocurrente de la película (los dioses griegos están entre nosotros hoy en día, venidos a menos y recluidos en un piso en Nueva York) no se agarra a nada y acaba siendo una comedia romántica con un contexto simpático y con ansias de parecer diferente, pero que ni siquiera es realmente divertida a lo largo de su hora y media de duración. “Gods Behaving Badly” se deja ver, pero Turletaub no ha demostrado grandes habilidades como director.

Se acerca el último tercio del Festival y se avecina en el horizonte lo nuevo de Isabel Coixet, Takashi Miike o Hirokazu Kore-eda. El nivel general está siendo, por ahora, bastante bueno; que siga así hasta el final.

Arturo Tena

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