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Crónicas desde el Nivel 13 (Día 1 – Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria)

Bahay Bata (Baby Factory) (Eduardo Roy Jr., 2011) – Sección Oficial a Concurso

La industria filipina nos entrega una nueva cinta de denuncia social que discurre a medio camino entre la ficción y el género documental. Un desolador retrato sobre la desprotección de la mujer y las duras condiciones de vida en un país devastado por la pobreza, la marginación y la natalidad descontrolada.

Rodada con cámara en mano en el interior del Hospital Fabella de Manila, la película muestra los pequeños sucesos cotidianos que acontecen durante la víspera de Navidad en uno de los centros de maternidad con mayor número de nacimientos del mundo. Una atmósfera asfixiante -conocida popularmente como la “Baby Factory”- que acoge una media de casi 100 partos diarios.

El dinamismo de una puesta en escena que fluctúa desde el plano general al plano detalle, conduce al espectador a través de una red de personajes que se entrecruzan en los pasillos y las salas atestadas. Breves historias anónimas que emergen del caos dibujando un desolador paisaje humano dominado por la angustia y la desesperanza.

Pese a todo, la labor de Eduardo Roy Jr. no pasa de ser un correcto ejercicio de estilo que explota con destreza los códigos estéticos desarrollados con anterioridad por otros cineastas de la “escuela filipina” como Brillante Mendoza. Una opera prima notable, pero carente de la impronta personal y el lirismo trágico de “Foster Child” (2007) o “Lola” (2009).

Sip’ohi – El origen del manduré (Salvador Lingiardi, 2011) – Sección Oficial a Concurs

Gustavo Salvatierra, profesor e investigador argentino de la etnia wichí, decide abandonar la vida insustancial y caótica de la ciudad para regresar a su aldea natal. Una pequeña población rural enclavada en la selva de Chaqueño y a la que los indígenas conocen como Sip’ohi. Su llegada al lugar marcará el inicio de otro viaje. Un recorrido interior a través de la memoria de una cultura, la suya propia, condenada a desaparecer en el curso del tiempo.

El film se constituye así en un testimonio documental realizado a partir de esbozos del paisaje, los rostros y las tradiciones populares. Una especie de cuaderno de notas elaborado por Lingiardi y su equipo a largo de un mes y medio de convivencia con la comunidad indígena, y cuyas imágenes asumen la voluntad de registrar las huellas de lo real apoyándose en la fuerza de la palabra.

La extrema sobriedad de la puesta en escena reduce el lenguaje visual a la mínima expresión, articulando el tejido narrativo a partir de los relatos fantásticos que perpetúan la memoria popular mediante el lenguaje oral y los sonidos tradicionales. Breves fábulas de animales y espíritus protectores que desvelan el nacimiento del mundo y el equilibrio vital del hombre con los elementos: el agua arrastrada del río, el aire seco del Chaco, la tierra rojiza y polvorienta, y sobre todo, el fuego. La luz que surge de la oscuridad del tiempo y el espacio para revelar el origen de la vida en una bellísima secuencia inicial que es, sin duda, lo mejor de la película.

Aythami Ramos

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