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El Árbol de la Vida (The Tree of Life) (2011)

Nota: 9,5

Dirección: Terrence Malick

Guión: Terrence Malick

Reparto: Brad Pitt, Jessica Chastain, Hunter McCracken, Ty Sheridan, Pell James, Sean Penn

Fotografía: Emmanuel Lubezki

Música: Alexandre Desplat

Ver una película de Terrence Malick siempre ha sido una experiencia intensa y diferente; desde «Malas Tierras» (Badlands) hasta «El Nuevo Mundo» (The New World) su estilo siempre ha ido evolucionando en busca de un objetivo que hasta hoy desconocíamos, pero que podría asemejarse bastante (si no lo es ya) a lo que el cineasta americano ha logrado con «El Árbol de la Vida»; ha creado una obra de una belleza desconcertante y grandiosa, que en ocasiones contrasta de manera brutal con la crudeza de las sensaciones que transmite.

El director de Austin exige la participación de nuestros cinco sentidos para afrontar una obra de compleja digestión, que requiere un esfuerzo extra para aproximarse a su comprensión y que recompensa generosamente al espectador activo. Su cine vuelve a prescindir de explicaciones y utiliza la imagen como único medio de expresión en gran parte del film. Los diálogos asumen un rol secundario en favor de los pensamientos en voz alta de sus protagonistas, los cuales, como ya ocurriera en «La Delgada línea Roja» (Thin Red Line) y «El Nuevo Mundo» (The New World), tenemos el privilegio de escuchar y expresan sus habituales reflexiones existencialistas.

El cineasta americano se desmarca de cualquier estructura narrativa anteriormente utilizada y perfecciona su propio idioma; aquel en el que el tiempo pierde el significado que habitualmente le otorgamos; que para explicar un concepto, habla con anterioridad sobre otro, aparentemente distinto pero íntimamente ligado al primero si lo pensamos con detenimiento. Algunos lo calificarán como capricho, y ciertamente lo es en una de sus acepciones: «Obra de arte en que el ingenio o la fantasía rompen la observancia de las reglas» (R.A.E), lo cual no tiene por qué ser algo negativo.

«El Árbol de la Vida» aborda una serie de conceptos que podemos encontrar con mayor facilidad en un libro de filosofía que en una película de cine, por lo que tampoco es descabellado que lo haga de una forma diferente. El director de Texas expone su teoría a cerca del control que ejerce la Madre Naturaleza sobre toda la existencia; es un control que no impone reglas, que permite actuar libremente al Azar, que rechaza el intervencionismo y que lógicamente implica la negación de cualquier «Justicia Divina». Así, un animal agonizante, varado en la orilla de una playa cualquiera, espera pacientemente el momento de su muerte, sabiendo que nada puede evitarlo; otro animal, a punto de ser devorado por uno mucho más poderoso, logra sobrevivir sin saber por qué; mientras que un joven de 19 años pierde la vida sin apenas haberla disfrutado y su madre se pregunta «¿por qué te lo has llevado?«.

Terrence Malick explica en esta película su particular teoría de la relatividad; el ser humano no es nada frente al universo que le rodea, pero lo es menos todavía si lo comparamos con la existencia desde el principio de los tiempos hasta este mismo instante. Los problemas que nos acontecen son lo más importantes para nosotros en el momento en que los sufrimos: un dolor de cabeza intenso, una enfermedad grave, la pérdida de un ser querido…, pero son irrelevantes frente a un universo en el que suceden acontecimientos a cada instante; el hecho de que un volcán entre en erupción o un agujero negro absorba toda la materia que circula a su alrededor simplemente ocurre, de la misma forma que nacen nuestras preocupaciones.

El director de «Malas Tierras», consciente de que, al fin y al cabo, somos seres humanos y vivimos como tales, expresa sus inquietudes no sólo a través de unas imágenes de una belleza espectacular, sino también a través de los pensamientos de Jack O’Brien (Sean Penn), un hombre de unos 50 años que todavía no ha superado la muerte de su hermano cuando todavía eran adolescentes, y de sus recuerdos de infancia, plagados de enfrentamientos con su padre (Brad Pitt). «El Árbol de la Vida», entre otras cosas, nos cuenta la vida de una familia en los años 50; un padre que ama a su mujer e hijos, pero demasiado autoritario como para que ellos lo perciban; una madre que vive y deja vivir, que siente la vida con intensidad y disfruta de los pequeños detalles que ofrece la vida, pero que se somete a los deseos de su marido; y unos hijos que aman a su madre, pero en los que su padre no alcanza a distinguir si debajo del temor y respeto que sienten hacia él, hay algo de amor.

A pesar de que pueda sonar a historia trillada, el excéntrico director norteamericano la cuenta como solo él sabe; consigue que la veamos a través de sus versátiles ojos; a veces como un niño y otras veces como un padre inseguro de si mismo. Sus imágenes derrochan autenticidad y naturalismo, gracias a una portentosa puesta en escena y una impresionante fotografía a cargo del infalible Emmanuel Lubezki. Malick no solo tiene un talento desbordante a la hora de plasmar lo que él considera como Madre Naturaleza -regalándonos en su film algunas de las imágenes más bellas de la Historia del Cine-, sino que además hace gala una sensibilidad arrolladora para mostrar los sentimientos de sus personajes; demuestra conocer los mecanismos que mueven al ser humano, lo cual le permite extraer de sus actores lo necesario para resultar creíbles; el reparto al completo raya a un gran nivel, especialmente los chavales y Jessica Chastain, pero la interpretación que nos brinda Hunter McCracken (Jack de niño) es algo que no se puede explicar con palabras.

«El Árbol de la Vida» es cine de autor; ésta no es una película de Brad Pitt ni de Sean Penn, es una película de Terrence Malick, un visionario del Séptimo Arte, que como muchos anteriores, probablemente no será comprendido en su tiempo. «El Árbol de la Vida» es todo lo que he escrito a cerca de ella y muchas otras cosas que no puedo alcanzar a expresar; es una obra maestra que instantáneamente reclama un sitio de honor entre las grandes películas de la historia del cine. Cuando pasen los años, podré exclamar orgulloso: «Yo vi «El Árbol de la Vida» en el cine»; ahorraos el disgusto de no poder decirlo.

Carlos Fernández Castro

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4 Comentarios

  1. Hola Carlos Fernández Castro,
    Me ha gustado mucho tu crítica, aunque no he podido aprovecharla porque no he visto todas las demás películas de Terrence Malick que tu dices, entonces no puedo comparar.
    Un saludo, a partir de ahora te leeré. Un saludo.

    • Buenas tardes Chaplan,

      me alegro que te haya gustado tu crítica; a mi me encantó también la tuya. Respecto a lo que comentas, te insto a que veas todo el cine de Malick, que es más bien poco, pero de una calidad bárbara. Uno de mis directores predilectos.

      Un saludo

      Carlos

  2. Hola,
    Acabo de descubrir tu blog en mi recién estrenado Twitter, donde un buen amigo cinéfilo empedernido y crítico de butaca me lo ha recomendado, y debo decirte que me ha gustado y pienso seguirte, como aficionada al cine con poco tiempo libre para acudir a verlo. Por eso me gusta seleccionar lo que buenamente puedo ver, y mañana me escaparé a ver una de tus películas recomendadas. Gracias,

    • Hola,
      madre mía, que te voy a decir con un comentario así…estamos eternamente agradecidos a tu amigo y a ti; gracias a todos los que nos leéis tenemos todavía más ganas de seguir escribiendo sobre el cine que vemos y recomendando el cine y series que nos gustan.

      Una vez más, gracias Izaskun

      Carlos