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El Topo (Tinker, Tailor, Soldier, Spy) (2011)

Nota: 8,5

Dirección: Tomas Alfredson

Guión: Bridget O’Connor y Peter Straughan (Novela: John le Carre)

Reparto: Gary Oldman, Mark Strong, Colin Firth, Toma Hardy, John Hurt, Benedict Cumberbatch

Fotografía: Hoyte van Hoytema

Si tuviera que enumerar las peliculas de espionaje que han dejado poso en mi memoria, no podría ignorar títulos como»El Buen Pastor» (2006) de Robert de Niro, «Los Tres Días del Condor» (1975) de Sidney Pollack, «La Conversación» (1974) de Francis Ford Coppola, «El Desafío de las Águilas» (1968) de Brian G. Hutton, «Nuestro Hombre en la Habana» (1959) de Carol Reed, «Operación Cicerón» (1956) de Joseph L. Manckiewicz … todas ellas intensas, entretenidas, y excelentemente dirigidas, pero ninguna ha llegado a fascinarme tanto como «El Topo» de Tomas Alfredson (Déjame Entrar).

Argumento: Años 70, plena Guerra Fría. El fracaso de una misión especial en Hungria provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley (Gary Oldman). Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una misión especial. Se sospecha que hay un topo infiltrado en la cúpula del Servicio y solo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con ayuda de otros agentes jubilados, Smiley irá recabando información y encajando las piezas para intentar descubrir al traidor.

la cúpula del servicio secreto británico

Entre las innumerables virtudes que atesora este film, sorprende su gran capacidad hipnótica; la sólida dirección del cineasta sueco consigue hacer comprensible un guión acertadamente adaptado de la famosa novela de John le Carré, pero también peligrosamente enrevesado; por otro lado, su ritmo, pausado pero constante, logra captar la atención del espectador en todo momento, a pesar de la complejidad de su trama.

La estructura argumental está compuesta por una trama principal y numerosos flashbscks que la complementan, cubren progresivamente sus aparentes lagunas y van dando forma a los personajes que la protagonizan. «El Topo» puede provocar impaciencia durante su visionado, incluso desconfianza hacia la pericia narrativa de Tomás Alfredson, pero se trata solo de una sensación pasajera; en determinados momentos, el espectador, desprovisto de la perspectiva que ofrece la obra en su conjunto, se siente desorientado e indefenso -exactamente igual que Smiley- ante una investigación que parece ir dirigida hacia un callejón sin salida.

Gary Oldman (Smiley) y John Hurt (Control)

Mediante esta táctica, Alfredson persigue que nos sintamos identificados con Smiley, al compartir su ofuscación ante el desarrollo de los acontecimientos; una solución acertada, teniendo en cuenta el escaso glamour de su protagonista. En «El Topo» no existen los personajes típicamente atractivos para el espectador; todos deambulan en un mar de penumbras, guardan secretos inconfesables y tienen las almas sucias.

«El Topo» triunfa en su tratamiento del suspense, sustituyendo las típicas secuencias de acción y los espectaculares tiroteos por conversaciones e interrogatorios en los que las miradas confiesan mucho más que las palabras; al contrario de lo que suele suceder en el género, las escasas secuencias de acción que contiene la película, persiguen el impacto inmediato y son tan secas como contundentes .

Mark Strong es Prideaux

Tomas Alfredson se revela como un narrador prodigioso y un gran conocedor de la puesta en escena; el guión de Bridget O’Connor y Peter Straughan hubiera perdido gran parte de su brillo de no ser por los acertados largos planos del director sueco, que contribuyen a la creación de una atmósfera enrarecida -junto a la fría estética y una fotografía ligeramente apagada- y permiten que los actores desarrollen el potencial que guardan sus personajes y utilicen los silencios como un arma más de su repertorio.

En su primera incursión en el cine británico, Tomas Alfredson dispone de un reparto portentoso, sin el cual estaríamos hablando de un trabajo mucho menos potente; destacan las interpretaciones de un soberbio Gary Oldman, que domina la película de principio a fin con su inteligente interpretación de Smiley, un perdedor en busca de su orgullo perdido; y Mark Strong (Prideaux), actor británico que se está convirtiendo en un robaescenas de primera línea, gracias a su magnetismo animal, y a pesar de un físico poco agraciado.

Benedict Cumberbatch (Guilam) y Gary Oldman

No podemos obviar la participación de un siempre solvente Colin Firth (El Discurso del Rey), un sorprendente Benedict Cumberbatch (Sherlock, War Horse), un incombustible John Hurt (El Hombre Elefante, Melancolía), así como la presencia de Tom Hardy (Bronson, Origen), uno de los hombres del momento, que en esta ocasión no consigue brillar como en el es habitual, debido a una caracterización poco acertada que resta seriedad a su personaje.

«El Topo» no solo revitaliza un género que había caído en el olvido, sino que se erige como uno de sus máximos exponentes, rompiendo las convenciones del género y ofreciendo una infinidad de posibilidades anteriormente inexploradas. Tomas Alfredson sorprende por su fuerte personalidad en la dirección, manteniendo las constantes de su anterior trabajo -la sobrevalorada «Déjame Entrar»- y añadiendo nuevos recursos a su estilo que le convierten en uno de los directores a seguir en los próximos años.

Carlos Fernández Castro

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2 Comentarios

  1. Excelente crítica, compa Carlos; ésta es una de esas pelis a las que le tengo muchísimas ganas (la tuve ‘en agenda’ para el fin de semana pasado, pero, ya ves, no son fechas éstas fáciles para esto del cine…). Tras leer tu texto, un motivo más a añadir para no dejarla pasar…

    Un abrazo y feliz 2012.

    • Muchas gracias Manuel,

      es un placer compartir impresiones, tanto en twitter como aquí, con una persona tan atenta y amable como tú; y con esos conocimientos que tienes de cine, por supuesto.
      Por lo que te conozco a través de nuestras conversaciones y tus críticas, creo que te encantará «El Topo», no dejes pasar más tiempo; deseando hablar sobre ella contigo.

      Un saludo

      Carlos