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La Vida Privada de Sherlock Holmes (The Private Life of Sherlock Holmes) (1970)

Nota: 8,5

Dirección: Billy Wilder

Guión: Billy Wilder, I.A.L. Diamond (Personaje: Sir Arthur Conan Doyle)

Reparto: Robert Stephens, Colin Blakeley, Genevieve Page, Irene Handl, Christopher Lee

Fotografía: Chrsitopher Challis

Música: Miklos Rozsa

El señor Billy Wilder hizo casi de todo a lo largo de su carrera cinematográfica. Bien cierto es que me queda la duda de cómo sería un western bajo la batuta del director austríaco, pero lo que sí sé es lo bien que supo hacer frente a un reto tan complejo como el de dar vida al mas insigne detective inglés, Sherlock Holmes. El resultado es magnífico, tal y como cabría esperar de una mente privilegiada como la de Wilder. Escuchar a Holmes enunciar frases creadas por el director  de «El Apartamento» es sencillamente delicioso. Y curiosamente queda tan natural…

Después de adquirir gran fama gracias a su habilidad e intuición resolviendo complicados casos, Sherlock Holmes se encuentra aburrido y ávido de nuevos retos que estimulen su inquieta mente. Su amigo, el Dr Watson, busca desesperadamente un caso al que su amigo pueda hincar el diente y, de esta manera, dejar de lado sus inapropiados y desconocidos hábitos. Un día cualquiera llaman a la puerta y aparece un conductor de carruajes dejándoles a una mujer prácticamente inconsciente que ha pedido que le lleven a casa del afamado Sherlock Holmes con el fin de que éste averigüe el paradero de su marido y la razón por la que han intentado matarla….


A priori, parece extraño que un director como Wilder decidiera hacer un trabajo como este, pero después de verla es fácil entenderlo. Un tipo inteligente, perspicaz, intuitivo y arrogante como Sherlock Holmes no hablaría mejor a través de unos diálogos de cualquier otro guionista. El director austríaco se adapta a la perfección a las características del personaje y de todo el entorno que le rodea para hacer, junto a su inseparable I.A.L. Diamond, un guión del que Sir Arthur Conan Doyle estaría orgulloso. Todo parece tan británico que parece imposible que un vienés y un americano hayan escrito las lineas de estos maravillosos personajes. Claro que la magnífica ambientación, proporcionada por un diseño de producción impecable y los propios paisajes ingleses y escoceses, ayudan bastante.

Wilder trabaja a la perfección la composición de los personajes como en él es habitual. Sherlock aparece como nunca lo habíamos visto en la gran pantalla, antes o después de este film: ligeramente dependiente de la heroína, misógino y soberbio, pero también lo suficientemente carismático, elegante y encantador como para evitar el rechazo por parte del espectador . Watson es un complemento perfecto que funciona no solo como amigo y socio inseparable del detective, sino también como herramienta para ahondar en su personalidad de cara al espectador, sobre todo al principio de la película.

La historia es dinámica y muy entretenida. Wilder nos muestra hábilmente un primer tercio en el que conocemos a Holmes y Watson desde su punto de vista. Nos sitúa en su momento vital y en el punto en que se encuentra su relación. Una vez que conocemos a nuestros protagonistas, plantea el caso que despierta su curiosidad con claridad y concisión. De este modo, complace a los innumerables seguidores del detective inglés, proporcionándoles la investigación que todos esperaban. Y, por supuesto, todo encaja.

Cuando le preguntaban sobre la película, Wilder se mostraba orgulloso de la elegancia de la misma, arguyendo: «Yo no hago películas elegantes. Minelli las hace. Pero he de reconocer que, en este caso, he hecho una película elegante». Al acabar el rodaje, dejó el montaje en manos del editor (hecho nada habitual en él), indicándole «ya sabes como me gusta montar mis películas». Tenía reservado el derecho al montaje final por parte de la productora, pero Wilder se dirigió a Paris para la preparación de su siguiente proyecto inexplicablemente. Al volver, puso el grito en el cielo al ver la mutilación que había sufrido su cinta.

A pesar de dicho suceso, «La Vida Privada de Sherlock Holmes» es una joya más en la filmografía del director vienés y, como tal, destila clase y buen hacer por los cuatro costados. Cuando se habla de sus mejores obras, se suele obviar ésta, mas por ignorancia que por otra razón, y es injusto no valorarla como lo que es, una auténtica maravilla.

Carlos Fernández Castro

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