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Lean on Pete (2017)

Póster de Lean on Pete de Andrew HaighNota: 8,5

Dirección: Andrew Haigh

Guión: Andrew Haigh

Reparto: Charlie Plummer, Travis Fimmel, Steve Buscemi, Chloë Sevigny, Steve Zahn, Thomas Mann, Amy Seimetz

Fotografía: Magnus Nordenhof Jønck

Duración: 121 Min.

El destino es una línea con vocación de rectitud, cuya trayectoria es constantemente modificada por sucesos, decisiones, personas e incluso animales que reinventan nuevos desenlaces a cada momento. Factores cuyo protagonismo es superior al de cada individuo en el devenir de su existencia. Por esa misma razón, podríamos calificarlos como los auténticos codramaturgos de nuestra historia personal. Sirva esta reflexión para explicar que, en el caso de Lean on Pete, no estamos ante la típica película de amistad entre chico y mascota.

El nuevo trabajo de Andrew Haigh es una profunda reflexión sobre la flexibilidad de nuestros caminos y las herramientas de que disponemos para alcanzar nuestros sueños o, al menos, enderezar el rumbo de nuestra larga travesía. Lean on Pete nos habla sobre el amor propio, la fuerza de voluntad, la importancia de una familia estructurada, el amor y la necesidad que tenemos de aferrarnos a los buenos tiempos cuando todo sale mal y necesitamos una razón para seguir adelante. En el caso de Charley, es el recuerdo de la persona que dejó una huella imborrable en su trágica infancia: la hermana de su madre.

En una brillante maniobra de guión, Haigh perfila nítidamente el objetivo del protagonista pero mantiene la posibilidad de alcanzarlo en una incertidumbre razonable. Asimismo, impone un tono eminentemente realista, tendente a la melancolía y poco esperanzador. A pesar de la distancia que establece entre el espectador y Charley, con el propósito de driblar el sentimentalismo barato, la identificación es inevitable y el patio de butacas se retuerce en sus asientos con cada uno de los reveses que experimenta el protagonista en su largo viaje.

 Lean on Pete de Andrew Haigh

Estamos ante una road-movie en la que ni hay carretera ni vehículos para recorrerla. Incluso ni siquiera hay desplazamiento en su primer tercio de metraje, que el director aprovecha para construir a su personaje protagonista y elaborar su necesidad de salvarse a sí mismo a través del acto generoso y desinteresado de salvar al único ser en el que ha encontrado pureza durante los últimos tiempos: un animal. A partir de ese momento, recorremos los vastos paisajes del centro americano, pueblos perdidos en mitad de ninguna parte y ciudades que cuestionan la calidad de la civilizacion en el país más poderoso del globo terráqueo.

Efectivamente, el británico aprovecha el viaje emocional de Charley junto a Lean on Pete (título del film y nombre del caballo) para realizar una certera y sutil crítica de la sociedad americana con el extrañamiento y la distancia que un autóctono no hubiera podido adoptar. De esta forma el contexto y el viaje emocional se funden en un conjunto que impide separar el uno del otro e invita a reflexionar sobre cuál de los dos ocupa el primer plano en la narración.

Por un lado, el retrato de la América profunda provoca unos escalofríos nada sensacionalistas. Por el otro, Haigh confirma su talento para la dirección de actores y la construcción de personajes sólidos y auténticos, que cobran vida gracias a unos intérpretes en estado de gracia: mientras Steve Buscemi vuelve a adueñarse de un personaje tan despreciable como entrañablemente patético, un chico desconocido llamado Charlie Plummer devora la pantalla a base de sensibilidad, carácter y vulnerabilidad. Con esta tercera película, Andrew Haigh no solo consolida su estrella sino que además presenta las credenciales de un nuevo y joven aspirante al firmamento cinematográfico.

Carlos Fernández Castro

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