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Redención (Tyrannosaur) (2011)

Nota: 7,5

Dirección: Paddy Condidine

Guión: Paddy Considine

Reparto: Peter Mullan, Olivia Colman, Eddie Marsan, Ned Dennehy

Fotografía: Erik Wilson

«Tyrannosaur», como a mi me gusta llamarla, es una película de segundas oportunidades, pero no una más. No tiene la grandilocuencia ni las metas tan atractivas a que nos tiene acostumbrados el cine de buenos sentimientos (feel-good movies, tan de moda actualmente). Sin embargo, sí cuenta con unos personajes reales a cuya tintorería llevarías tu ropa, o a los que evitarías cruzarte por la calle (debido a sus andares ebrios), si vivieses en un barrio deprimido de cualquier ciudad británica; personajes que, probablemente, ni siquiera han tenido la libertad de escoger su primera oportunidad, condicionados por su entorno o sus circunstancias familiares.

En su primera película como director, Paddy Considine ha logrado reflejar ese mundo en el que viven sus personajes, que a pesar de no tener rejas, se asemeja a una jaula de la que parece imposible escapar. Joseph (Peter Mullan) vive preso de sus recuerdos, esclavo de su ira y sometido a la dictadura del alcohol; Hannah está atrapada en un matrimonio ejemplar de cara a la galería, pero repleto de violencia y sumisión en la intimidad. Cuando se conocen, algo cambia en sus vidas; dos mundos chocan y enseñan, el uno al otro, que hay otra realidad mas allá de sus cárceles imaginarias: una sonrisa, una persona preguntando por tu estado de ánimo, un té con leche acompañado de una agradable conversación…

«Redención» es una película sencilla en apariencia, pero no por ello fácil de ejecutar; todo en ella requiere de una gran precisión. El guión, escrito por el propio Considine, define a los personajes a través de sus actos; los diálogos, mas bien escasos, están repletos de autenticidad y son totalmente fieles al contexto en que se desarrollan.

El duo protagonista es determinante a la hora de lograr el realismo comentado anteriormente; tanto Peter Mullan como Olivia Colman realizan unas interpretaciones memorables, hasta hacerte olvidar que estas observando una ficción cinematográfica. En el caso de Mullan, no es de extrañar, ya que este animal de la gran pantalla lleva años deslumbrando con cada nuevo trabajo. En «Redención», construye un personaje de carne y hueso, que parece desenvolverse en su hábitat natural como pez en agua; que viste con naturalidad unas ropas propias de un hombre viudo, al que no le preocupa mas que tomarse otra cerveza cuando está borracho y que busca desesperadamente una salida a la espiral de desidia e ira en la que se encuentra cuando está sentado en la cama de su habitación.

Considine se destapa como un director al que vamos a tener que seguir muy de cerca, no solo por su magnifico guión, sino por su asombrosa destreza para la descripción de personajes. La secuencia en la que los protagonistas se conocen es prodigiosa; Joseph irrumpe estrepitosamente en la tienda de Hannah (huyendo de alguien), y se esconde detrás de un perchero lleno de ropa; Hannah, sorprendida, intenta hablar con él, y se da cuenta de que la huida de Joseph no solo es física, sino también espiritual; en ese momento, ambos personajes revelan su naturaleza: Joseph permanece inmóvil detrás del perchero, muy tenso, y mostrándose agresivo ante las preguntas de Hannah; como un animal malherido y acorralado dispuesto a atacar a quien se acerque. Por otro lado, Hannah se muestra piadosa y comprensiva, y decide rezar por él. A través de esta secuencia, Considine se define como director; consigue conmovernos y contarnos algo para lo que cualquier otro cineasta hubiera necesitado páginas de dialogo y un sinfín de planos.

«Tyrannosaur» es una película dura, seca, y tan capaz de herir la sensibilidad como de emocionar al espectador mas impasible. Su intensidad atrapa desde el plano inicial. Es ese tipo de películas que mucha gente no deseará ver, argumentando que bastantes desgracias tenemos ya en nuestras vidas reales; tan solo quiero recordar a estas personas que cerrando los ojos no desaparecen los problemas.

Carlos Fernández Castro

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2 Comentarios

  1. Muy buena crítica. Solo iba a comentarte que, en mi opinión, te has quedado corto en la puntuación, pero muy posiblemente, no lo hayas hecho. Y es que creo que Considine ha hecho la película que quería, sin ni siquiera buscar que sea buena, diferente, inteligente o una obra maestra. Por eso, si siempre es difícil «puntuar» una película, con ésta es aún más difícil.

    Hay dos momentos muy concretos en la película que yo creo que deberían estudiarse (o idolatrarse) en las escuelas de actores: Mullan en el pub (por no ser muy «spoiler», me refiero a cuando el barman le pregunta, en off, si está bien) y Colman sentada en su cama, mirándose las manos. Sin palabras.

    Acabo (que no puedo dejar de comentar la película). Como tú, le daría un notable. Pero luego la pondría en la lista de imprescindibles, por encima de otras de sobresaliente. No sé si es contradictorio, pero seguro que me entiendes 🙂

  2. A mi me encanto la pelicula, y no entendi porq la critica la trato tan mal, disminuyendo el trabajo de Considine, quien me impresiono tanto como guionista como director. La pelicula si es oscura, pero logra la luz al final y eso te deja con una agradable sensacion. Eso, por supuesto, si lograste identificarte con los personajes, q con esas interpretaciones no veo quien no. Mi unica queja: Eddie Marsan tuvo muy poco tiempo en pantalla.