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The Artist (2011)

Nota: 8,5

Dirección: Michel Hazanavicius

Guión: Michel Hazanavicius

Reparto: Jean Dujardin, Berenice Bejo, John Goodman, James Cromwell, Penelope Ann Miller, Malcolm McDowell

Fotografía: Guillaume Schiffman

Música: Ludovic Bource

Según mis amigos más místicos, la vida es un círculo. Según mis amigos salseros, un tremendo carnaval. El caso es que a punto de dar carpetazo a 2011, y con una industria cinematográfica en pleno debate sobre las posibilidades y consecuencias del formato 3D, este viernes se estrena en blanco y negro silente, la que ya es indiscutiblemente una de las películas del año: la francesa “The Artist”.

He de reseñar antes de nada, que este mutismo que “The Artist” luce por bandera e incuestionable leimotiv publicitario, lejos de ser una gratuita autocensura o una casposa frivolité, viene a suponer un lúcido ejercicio de coherencia narrativa e inteligencia creativa, pues la historia que nos relata -y la perspectiva desde la cual se aborda-, no cabría ni podría ser mejorada bajo ninguna otra fórmula de expresión. Michel Hazanavicius –guionista y realizador de tan aclamada cinta-, se sirve de esa gran elipsis que es el silencio, para invitar al espectador a una contemplación más activa de la película. Con este original recurso que parte de la privación, oferta al espectador una relación de mayor proximidad con la obra, al ser éste en última instancia quien pone voz a sus personajes. Además, si a la chavalada le apasionó WALL-E, no creo que tengan ustedes dificultad en digerir el mudo, ¿verdad?

A “The Artist” no le falta palabra para desarrollar su relato, de hecho y por el contrario, ésta constituiría una perversidad contra su identidad estética y coherencia narrativa.

“The Artist” transcurre durante el fascinante momento en el que la cinematografía mudó del mudo al sonoro. Período durante el cual, sin embargo, algunos célebres creadores se empeñaron tenazmente en perpetuar el formato tradicional, ya fuera mediante sublimes sublevaciones (“Tabú” del tandem Murnau / Flaherty) o mediante obras que no dejaban de ser los últimos estertores de aquel que se intuye moribundo. Y precisamente es en esta amarga tesitura, donde Hazanavicius ubica al protagonista de su historia, el actor George Valentine (interpretado magistralmente por Jean Dujardin): inicialmente estrella del cine mudo; frustrado artista una vez la estocada al silente se confirma como mortal.

“The Artist” el anverso de“Cantando bajo la lluvia”. Si ésta nos narraba el tránsito del mudo al sonoro desde el sonoro, la película francesa lo afronta desde el silente. Carlos Fernández Castro.

La película es, por tanto, el sensible y emotivo retrato de una era marcada por la frustración, la decadencia, y la consecuente demolición del orgullo personal, con el amor como inmortal y universal elemento redentor. A su vez, Hazanavicius firma un entrañable homenaje al cine de la época, plagado de certeras alegorías y constantes guiños al oficio y sus sinsabores –desde el impagable cameo de Malcolm McDowell (Álex en “La naranja mecánica”) como mero opositor a figurante, hasta la exquisita manera de resolver la escena que cierra la película-.

Para tan homérica tarea, el joven y afabilísimo director francés, cuenta con una fabulosa dirección artística, con un casting pletórico y con una orquestación fundamental a la hora de guiar la película. Tanto que, para el propio director del film, la música constituyó una herramienta esencial para orientar a sus actores durante el rodaje, perfilando en buena medida la línea emocional de sus personajes.

Y es que “The Artist” cuenta con una más que hábil y elogiable dirección de actores. Trabajo éste por regla general harto difícil, más aún, como podrán figurarse, al filmar bajo los cánones del mudo. El selectísimo reparto lo conforman un inmenso Jean Dujardin (premiado en Cannes por su interpretación), la bellísima Berenice Bejo -esposa de Hazanavicius en la vida real-, y esa fiera interpretativa tan amante de la improvisación llamada John Goodman -como secundario de mayor relumbrón, aunque en nómina también figuren, entre otros, James Cronwell o Penélope Ann Miller-.

Los últimos años de la feliz década de los 20 fue una época de cambios abruptos. Por un lado, la mayor crisis sistémica del capitalismo familiarizó a muchos con el concepto ruina. Por otro, el advenimiento del sonido supuso la más traumática redefinición de los parámetros propios del Séptimo Arte, abriéndose paso un mar de posibilidades que iba desde la gloria hasta la autodestrucción. ¿Se estará la historia repitiendo con la Gran Recesión y el advenimiento del 3D?

Podríamos definir por tanto a “The Artist”, como un soberbio ejercicio de originalidad y buen gusto. Una exquisita pieza de cine en estado puro. Una obra redonda. Un indispensable compromiso navideño, si usted figura entre los amantes del más vibrante método ideado para narrar -sean cuales sean el género y los códigos elegidos para suministrarle forma a la historia-. No se la pierdan.

Queda dicho, quedan avisados.

Alberto G. Sánchez – pelucabrasi


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8 Comentarios

  1. Gran articulo…….chapeau. Un saludo.

  2. Michel Hazanavicius estaría orgulloso de este artículo. Me han encantado tus reflexiones y me encantó la película. Sin duda un ejercicio de cine que pasará a la historia y dará mucho de qué hablar. Me alegro muchísimo de que una propuesta tan valiente como esta, esté funcionando tan bien gracias al boca – boca y espero que siga así porque lo merece!

    Un abrazo!!

    Y VIVA BANDEJA DE PLATA!! Seguid así!!

    • Muchísimas gracias Javier. De todo corazón.

      Lo cierto es que, amén de una experiencia cinematográfica fantástica, es inspirador ser testigo ocular de logros de este calibre. «The Artist» está parida fundamentalmente de la ilusión, del talento y del reverencial cariño que Hazanavicius siente por su profesión.
      Esperemos que el éxito vía boca a boca nos acompañe también en nuestros respectivos proyectos -confiemos en ello, seamos valientes-. Por cierto, como bien sabes, estamos en contacto para lo que querais.

      Un fuerte abrazo Javier, y ¡VIVA THE ARTIST! ¡VIVA BANDEJA DE PLATA! ¡VIVA HONDURAS! Y ¡VIVA EL SALVADOR! (Federico Trillo dixit, más o menos).