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Yo vengo aquí a hablar del libro: Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind)

El objetivo de estas líneas es comparar, de forma muy resumida, las películas con los libros en los que se basan. El cine ha bebido de la literatura desde siempre y puede resultar interesante ver cuáles son las similitudes y diferencias entre las dos representaciones de una misma obra: veremos finales que se cambian, cómo algunos personajes desaparecen, aparecen o cambian, los giros en la trama para que teóricamente ésta resulte más interesante en pantalla, qué se corta, qué se alarga y qué se añade, etc. Para ello tendremos a veces que contar detalles que es mejor no desvelar a aquellos que no han visto la película o leído el libro pero bueno, ya estáis avisados…

“Lo que el viento se llevó”, escrito por Margaret Mitchell, fue y sigue siendo un superventas en Estados Unidos. En 1939, tan sólo tres años después de haberse publicado, se convirtió en una película que, en su día, fue un éxito casi sin precedentes (ganó ocho Oscar) y hoy es un clásico. Condensa en cuatro horas las casi mil páginas de la novela de Mitchell y, a pesar de la dificultad que conlleva el llevar al cine un texto tan extenso, consigue ser bastante fiel al original. Libro y película narran la juventud y madurez de Escarlata O’Hara (Vivien Leight) y, por añadidura, una etapa en la historia de Estados Unidos que culminó con la pérdida de una manera de entender la vida. Escarlata es la hija favorita de un próspero terrateniente de Georgia que, a base de tesón y procederes muy criticados por la sociedad de su época, consigue conservar sus tierras y sacar adelante a su familia (su padre incluido) durante la guerra de Secesión americana y la posterior etapa de reconstrucción.

Según Rhett Butler (Clark Gable), el carácter de Escarlata no es precisamente el de una dama pero sí es imprescindible para conseguir las metas que acabamos de mencionar. Es casi imposible leer el libro e imaginar a otra actriz encarnando a Escarlata que no sea Vivien Leight. Leight no sólo se parece físicamente sino que, en mi opinión, consigue reflejar la personalidad de Escarlata casi a la perfección. Tanto en el libro como en la película nos encontramos a una joven coqueta, que acalla sus escrúpulos con la frase “ya lo pensaré mañana”, independiente y con bastante facilidad para repartir bofetadas (cuatro en total: a su amor idealizado Ashley Wilkes, a Rhett, a su sirvienta y a su propia hermana). El personaje de Rhett Butler también esta representado a la perfección por Clark Gable incluso en los mas mínimos detalles físicos como el color de ojos y la forma del bigote. En general, todo el reparto responde a los personajes de Mitchell, desde la angelical pero sorprendentemente fuerte Melanie Wilkes (Olivia de Havilland) hasta Mammy (Hattie McDaniel). No obstante, y en referencia a los personajes negros y a su situación en el contexto de la época, podemos ver discrepancias entre la novela y la película ya que esta última suprimió o suavizó algunas referencias a este tema.

El tratamiento de la esclavitud en la novela aun hoy crea polémica. “Lo que el viento se llevó” se publicó en una época en la que, si bien no existía esclavitud (fue abolida por la decimotercera enmienda en 1865), sí había una política que se resumía en la frase “separados pero iguales”. Esto se traducía en que servicios como la educación, la atención medica o el transporte, discriminaban entre blancos y negros y normalmente, en detrimento de estos últimos. La película se estrenó en Atlanta en 1939, como hemos dicho, tan sólo tres años tras la publicación de la novela y en el contexto que acabamos de ver. Así , es comprensible que esta cuestión se tocara de refilón. Por ejemplo, algo que la película no menciona es el nacimiento del Ku Klux Klan (activo en Atlanta por entonces). Mitchell hace referencia en varias ocasiones esta organización, referencias que en la película se eliminan casi por completo. En la novela podemos leer que el Ku Klux Klan surgió con el objetivo de poner límite a los desmanes de los negros recién liberados y que, sin oficio ni beneficio, deambulaban orgullosamente por las calles:

“Los antiguos esclavos ahora eran los amos del mundo y, con la ayuda de los Yankees, los de peor calaña, los más ignorantes, eran los líderes. Los mejores, despreciando la libertad, sufrían tanto como sus antiguos amos.”[…]”Fueron los numerosos ataques a mujeres y el miedo siempre presente por la seguridad de sus mujeres e hijas, lo que enfureció a los hombres del sur hasta el punto de crear el Ku Klux Klan prácticamente de la noche a la mañana. Los periódicos del norte denunciaban esta situación sin darse cuenta de que la creación de esta organización se debía a una trágica necesidad ”

En otros pasajes, la autora explica cómo los Yankees liberaron a los esclavos para utilizarlos como una herramienta más para primero luchar y luego mantener a raya a la población blanca sureña. Para ello les ofrecían libertad, tierras e igualdad de derechos. Mitchell comenta cómo los negros que trabajaban en las plantaciones de algodón (no tanto los que se dedicaban al servicio doméstico, considerados entre ellos mismos de una casta superior) no estaban preparados para disfrutar de todos estos privilegios. Los personajes negros en la película se comportan con sumisión, son ignorantes y no saben decidir por sí mismos , “son como niños a los que hay que guiar”, como dice Ellen, la madre de Escarlata. Tan sólo los esclavos que trabajaban la tierra, la casta más baja y denigrada tanto por blancos como por los propios negros, abandonan a sus antiguos amos y, casi como consecuencia inevitable, vagan por las calles, mirando por encima del hombro a los blancos y, en general, suponiendo una amenaza para la población.

Otra de las diferencias que observamos entre libro y película es que el primero ahonda bastante más que la segunda en la situación de la mujer en el sur. Mitchell lo consigue utilizando a Escarlata como ejemplo de lo que, según la sociedad de la época, “no era propio de una dama”. Así, leyendo la novela, nos enteramos de que Escarlata tiene en total tres hijos (uno de cada marido) y ninguno de ellos es deseado. Tener hijos es simplemente una desventaja añadida a las muchas que conlleva el matrimonio y además, en el caso de Escarlata, son siempre inoportunos: “Siempre que parece que las cosas se van enderezando tengo un hijo.” El libro también habla del aborto (“una mujer no tiene por que tener niños si no los quiere. Hay formas…”). La película directamente suprime las referencias a dos de los niños y al aborto. De hecho, sustituye la palabra “aborto” por “accidente” en la famosa escena de la escalera. Mitchell describe una sociedad en la que la mujer no se deja ver si está embarazada y a la que no se le permite entrar en el mundo de los negocios , reservado a los hombres (“no preocupes con esas cosas tu linda cabecita”). Cuando Escarlata rompe todas estas reglas sociales, se gana la hostilidad de hombres y mujeres hasta el punto de que cuando dos hombres la atacan con intención de violarla, la respuesta del sector femenino (con la excepción de la siempre defensora de Escarlata, Melanie Wilkes) es de un “se lo merecería por andar por ahí sola atendiendo a sus negocios en lugar de quedarse en casa como debe”. En cierto sentido, Mitchell equipara la situación de la mujer a la de los negros: es la eterna niña a quien el marido (o los familiares masculinos) debe guiar y proteger. Por poner un ejemplo, Rhett comenta en una ocasión que Escarlata, para variar, debe probar con un marido que tenga la edad adecuada tras haber estado casada con un niño y un viejo. Rhett en libro y película tiene 20 años más que ella.

Pese a esta visión de mujer – niña, en el libro Escarlata descarta a Ashley cuando, tras años intentando ganarse su amor, se da cuenta de que pese a toda su galantería, y aire de príncipe azul es, en definitiva, un niño más en lugar de un hombre con el que una mujer pueda contar para salir adelante. La película, aparte de no reflejar esta decepción tan claramente como el libro, también baja mucho el tono de las escenas entre ellos dos.

Mitchell también describe, más o menos fielmente, el contexto en el que se desarrolla la historia de Escarlata, mientras que la película sólo entra en la medida en la que contribuye a la historia principal. La novela menciona los posibles motivos que llevaron a la guerra, enumera las batallas, describe por boca de Rhett y otros hombres el bloqueo al que el Norte sometía al Sur, la nula industrialización de los Estados Confederados y su esperanza en la ayuda de Inglaterra y Francia (importadores de algodón) y, sobre todo, el espejismo de los hombres sureños que se lanzaron a la guerra parece que solo porque era “lo galante”.

La película, en definitiva, es bastante fiel a la novela pese a lo que hemos comentado y a la modificación de algunas escenas como por ejemplo, aquella en la que Escarlata dona su anillo (en el libro es ella quien tiene la iniciativa y no Melanie), la muerte del padre de nuestra protagonista cuyas causas se cambian por completo, la supresión de algunos personajes de peso en la novela como es el caso de Will Benteen, etc. Lo que sí se mantiene es la famosa frase final que resume el espíritu de supervivencia de Escarlata: “mañana será otro día”.

Curiosidades:

Parece que a Clark Gable no le gustaba mucho el papel de Rhett Butler pero lo aceptó porque por esa época necesitaba el dinero para divorciarse de su mujer Rita Langham y poder casarse con Carole Lombard.

Cuando preguntaron a Margaret Mitchell si veía posible que Rhett Butler volviera alguna vez con Escarlata , respondió que probablemente el pobre Rhett se fuera a buscar a alguien menos complicado con quien compartir su vida.

Mercedes Cal González

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