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Apocalypto (2006)

Nota: 8

Dirección: Mel Gibson

Guión: Mel Gibson, Farhad Safinia

Reparto: Gerardo Taracena, Raoul Trujillo, Dalia Hernández, Rudy Youngblood

Fotografía: Dean Semler

Adoro las apuestas arriesgadas, aquellas de las que productoras y espectadores convencionales huyen despavoridos. Proyectos cuyo sino usualmente discurre paralelo al descrédito, o a la inexorable bancarrota. Esas propuestas que, en ocasiones, devienen en hitos admirados universalmente por su incuestionable belleza, originalidad o por la introducción en el acervo cinematográfico de nuevas estrategias para contar aquello que queremos contar. Se trata de gemas de incalculable valor que inexplicablemente ven la luz, pasando por alto el tan hollywoodiano mandamiento de que el cine no es sino un negocio, como pueda ser la banca o una charcutería. Será por la admiración (y envidia)  que me suscitan aquellos valientes que se atreven y pueden dar forma a sus ideas, por bizarras que éstas puedan parecer; será por la devoción que siempre he mostrado hacia los locos.

Como dicen que el modo más efectivo de trasladar aquello que se piensa es empleando ejemplos ilustrativos, los daré a tal efecto: “La parada de los monstruos” de Tod Browning, la celebérrima “Ciudadano Kane” firmada por el celebérrimo Orson Welles, casi cualquiera de las obras del catálogo de D. Lynch, o la magistral “La escafandra y la mariposa” de Julian Schnabel.

Cuidado, no se me interprete mal. Las películas anteriormente mencionadas están un escalón por encima de la historia que a continuación interpreto. Pero, el que alguien considere rodar un film de elevado presupuesto en un dialecto de la América precolombina, y con un elenco de actores completamente desconocidos, me parece como mínimo digno de mención dentro de esa categoría de potenciales suicidas. Si añadimos que el autor de tamaña freakada es un ultracatólico bocazas, borrachín y antisemita, pues tanto más interesante se pone la cosa.

Mel Gibson sabe lo que se hace cuando se pone tras la cámara. Como actor es un cromo, y al parecer como marido también deja bastante que desear, pero como director tiene en su haber un par de títulos interesantes. Repasemos someramente su carrera cinematográfica:

Debut discreto, pero decente, con “El hombre sin rostro (1993).

En 1995 se estrena su obra más reconocida: “Braveheart”. Largometraje generacional. Cine épico bien narrado que le consagra como cineasta.

Tuvimos que esperar cerca de diez años para verle repetir como director. La expectación fue máxima, el escándalo mayúsculo. Sin embargo, en términos estrictamente cinematográficos, el resultado no pasó del aprobado: “La pasión de Cristo” (2004).

Y así llegamos a 2006, y a la cinta que nos ocupa: “Apocalypto”.

La peli transcurre en los últimos años de plena vigencia del Imperio Maya; y no se trata sino de la frénetica búsqueda de una nueva oportunidad, el retrato dinámico de una huida desesperada. Para ello Gibson nos sobresalta, nos hace sudar, nos trasmite – con magistral vigor – la constante tensión inherente a las circunstancias que narra.

“Apocalypto” presenta una factura excelente. Destacan un encomiable proceso de preproducción (magníficas localizaciones, cast estupendo), una cuidada fotografía y una inmaculada dirección artística que, combinados con un guión orientado a la empatía con los protagonistas de la obra, más que a rellenar de impropios diálogos su metraje, logran que la cinta presente una ambientación casi inmejorable. Y Mel Gibson, en un rodaje (presumo) sumamente complejo, sabe encajar todas esas piezas, para que su film goce de la coherencia narrativa que precisaba; para que esta obra, por méritos propios, sea una de esas joyas anómalas a las que rendía pleitesía al inicio de mis presentes meditaciones.

Nota: léase el siguiente párrafo sólo en caso de haber visto la película.

Pero vayamos al argumento y a sus implicaciones. Garra de Jaguar, tras escapar milagrosamente de sus captores, corre por su vida. Y lo hace enfrentándose a un adversario implacable, pues a medida que la obra avanza, a la absoluta carencia de empatía que éste atesora, se suma la desdicha personal y la afrenta a su honor. Cuestiones sumamente importantes en la moralidad de éstas (y otras) gentes.

Se supone que a través de las incontables atrocidades de las que somos testigos, y de las estúpidas decisiones tomadas tan solo en virtud de la superstición, Gibson nos quiere hacer ver lo ancestralmente bárbaros que eran los indios américos; y supongo que situando el fin de la agonía de nuestro héroe con la llegada a las costas del Nuevo Mundo de los conquistadores ibéricos, nos quiere transmitir el efecto catárquico que sobre dichos seres, y sus macabras costumbres causamos.

Por contra, el poso que la cinta incuba en mi subconsciente viene a ser que la agonía de Garra de Jaguar no ha hecho sino empezar, que son muchos los obstáculos que aún ha de salvar si quiere gozar de una segunda oportunidad, si quiere encontrar un nuevo pedazo de tierra al que llamar hogar. Que el adversario al que ahora habrá de enfrentarse será, cuanto menos, igual de perseverante en su propósito: usurpar aquello que le interesa, sin calibrar posibles consecuencias éticas, o sin que éstas le importen un minúsculo carajo.

Lamentablemente, todos los pueblos que han tratado de imponerse a sus vecinos – obligados por presiones demográficas o llevados por el ansia de acaparar poder y riquezas sin medida – han tenido por fea costumbre hacerlo con un modus operandi caracterizado por la violencia y la depravación. Y ese salvajismo les ha conducido de igual modo, a contemplar de una manera ególatra el mundo, a imponer su idiosincrasia como el único método de recorrer el periplo vital correctamente. Y si no, aténganse a las consecuencias. Terrenales y divinas, nada menos.

Por lo que podemos apreciar en los periódicos de la mañana, esa concepción no se ha dejado atrás con el discurrir de los años, ni con los avances en materia de derechos humanos ( léase: en esta privilegiada parte del orbe a la que llamamos Occidente ). Y perdonen que me ponga trágico, pero este hecho constituye un tremendo fracaso para la Humanidad. Y creo, de todo corazón, que este fiasco social debería avergonzarnos mucho más que los problemas maritales del prójimo, o sus fotos rodeados de sonrientes chavalinas, testigos tan solo de una monumental cogorza (y aquí queridos lectores, a ver quién se atreve a tirar la primera piedra).

Por Alberto G. Sánchez – Pelucabrasi.

“Cuanto más intensa ha sido la religiosidad de cualquier período, y más profunda la creencia dogmática, han sido mayor la crueldad y peores las circunstancias. (…)

Los defensores de la moralidad tradicional rara vez son gente de corazón amable, como puede verse por el amor al militarismo que demuestran los dignatarios de la Iglesia.” – Bertrand Russell.

Adjunto noticiero para los amantes (cinematográficos) de M. Gibson:

En fase de preproducción la nueva entrega del director norteamericano. El título, en principio: “Vikings”. Huelga decir la temática de la misma.

Guión mediante de William Monahan, es decir, el mismo que firma “Red de mentiras” o la antológica “Infiltrados”, el estreno está programado para 2012. La pena: que para el papel protagonista, el bueno de Mel tenía convencido a DiCaprio, pero la mala prensa que Gibson acarrea en Hollywood parece haber alejado al actor angelino definitivamente del proyecto. Peor para él. Tanto para Carlos como para mí, Viggo Mortensen tendría cabida en el mismo. Por si alguien pudiera tener mano.

Se trataría del proyecto más anhelado por el propio Gibson, obsesionado con los vikingos desde joven. Tal es así, que en palabras del propio cineasta: “será su último trabajo cinematográfico”.

Descanse en paz, pues.

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3 Comentarios

  1. He visto la película y me pareció buena, ciertamente…pero nunca entendí del todo el significado profundo hasta leer esta crítica, igual de valiente y directa que la película de la que habla! Felicidades por el análisis y gracias por hacernos reflexionar más allá de lo evidente…una vez mas!

  2. Apocalipto,una pelicula q desde el primer minuto parece q lo q quiere es hacerte vomitar las palomitas con cada escena,para posteriormente cortar cabezas y salvar al prota con un eclipse casual, con posterior persecucion de mas sangre y visceras;Taquillazo para el Ultracristiano Mel gibson q no tenia con quien meterse(en el fondo subyace la idea q los indigenas no critianizados eran unos autenticos animales)