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Bestias del Sur Salvaje (Beasts of the Southern Wild) (2012), un pulso contra la naturaleza

Nota: 7

Dirección: Benh Zeitlin

Guión: Benh Zeitlin, Lucy Alibar

Reparto: Ouvenzhané Wallis, Levy Easterly, Lowell Landes, Pamela Harper, Dwight Henry

Fotografía: Ben Richardson

Duración: 91 min.

De vez en cuando aparece en pantalla un brote de surrealismo inédito que, por malo o por bueno que sea, tiene el meritorio poder de dividir a la crítica en polos opuestos, de cautivarnos o de hacernos abandonar la sala en mitad de película. ‘Bestias del sur salvaje’ rebusca en el barro de una infancia difícil sobrellevada por el amor paternal y la escasez de recursos. Una historia plagada de simbolismo, de la pureza inherente al cosmos más primitivo. Prestemos atención a esta ‘salvajada’ nacida de las entrañas de un director anónimo, raro y sediento de abrirse un hueco entre el escaso cine independiente respetado de hoy en día. Desde luego empieza bien.

No sería la primera vez que una obra modesta y filmada con parkinson se acabe convirtiendo en una pequeña pieza de culto. El prólogo sin diálogo es una masa de desenfoques, travellings y steadycams que puede asustar al público. Pero tras los fuegos artificiales el truco desiste hacia un espléndido y permanente nivel técnico. Una introducción tan valiente como la protagonista de esta aventura, Huspuppy, una niña huérfana de madre con mucho temperamento pero con la fragilidad natural de su edad, apenas seis años. Su padre tiene la actitud feroz de un hombre de campo, que utiliza para educarla con mano férrea con el fin de forjar en ella una personalidad ruda como su entorno. A través de ese abrazo generacional se va forjando una relación de amor y odio en mitad de la enfermedad y de las hostilidades de la jungla.

Es un pulso de miradas entre temporales arrasadores con el miedo común hacia una amenaza desconocida que les va demoliendo poco a poco. ¿Fin del mundo? Es aquí donde nace el cuento de monstruos que Zeitlin refleja tras la cortina de ambos náufragos, como una pesadilla palpable pero indescifrable.

Fuera de todo misticismo, la intención de la historia nos enseña lo bella pero también injusta que puede ser la naturaleza hasta en el ámbito más recóndito, tan caprichosa como para llevarse lo poco que nos queda de un momento a otro. Habla de almas que vagan por pueblos por construir, baldíos, donde la escasez no impide el ánimo de vivir, de reír e incluso de gozar con manjares envidiables a este lado del charco. Y huye del discurso al no denunciar al estilo panfletario la pobreza de lugares tercermundistas, sino que lo hace inyectando en el espectador una dosis de vida y espíritu. Sin embargo, incluso habiendo prestado atención es difícil interpretar el verdadero mensaje de la obra.

Es un ejercicio para disfrutar del cine sin grandes diálogos ni hipérboles narrativas de por medio. Tan solo necesita un visionado relajado para dejarse llevar por su poesía visual, por la belleza escondida entre la naturaleza grotesca y salvaje que se describe. También para llevarse a casa la lección de bravura que la niña desprende gracias a su brutal actuación. Resulta evidente que detrás se esconde un monitor muy consabido pero no deja de restarle mérito a la fiera innata que habita en la pelo afro. Una nominación al Oscar acertada, aunque sería un error no dárselo a Emmanuelle Riva por Amour, todo sea dicho.

No es ninguna obra maestra lo que resurge tras esas bestias salvajes. No es la película del año que los ecos de Sundance han teletransportado a los Oscar, ni mucho menos. Es una ópera prima emotiva y rompedora pero no por ello menos caprichosa y apta para todas las paciencias. En todo caso obliga a prestar atención al futuro material de Benh Zeitlin, un joven cineasta que se ha dado a conocer imponiéndose a una pila de obras indies mucho más pretenciosas que la suya, al igual que hicieran los hermanos Coen con Sangre fácil allá por 1984.

Manu Sueiro

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1 Comentario

  1. La pélicula tiene una gran emotividad, y a pesar de no ser la mejor del año, obviamente es de las más grandes por lo menos de este lustro. Con actuaciones maravillosas y una sabiduria de leyenda.