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La Cena de los Acusados (The Thin Man) (1934)

Nota: 8

Dirección: W.S. Van Dyke

Guión: Albert Hackett y Frances Goodrich (Novela: Dashiell Hammett)

Reparto: William Powell, Myrna Loy, Maureen O ́Sullivan, Cesar Romero, Asta.

Fotografía: James Wong Howe

Música: William Axt

«La Cena de los Acusados» es una película imposible de clasificar. En ocasiones es cine policíaco, en otras es cine negro, y además de ello, es una comedia loca. Sin duda, una extraña combinación, que como se ha visto en muchas ocasiones, no siempre funciona. Sin embargo, los distintos géneros encajan en «La Cena de los Acusados» como piezas de un rompecabezas, en el que la falta de uno desestabilizaría el resultado final. La película pasa de un estado de ánimo a otro sin que el espectador pueda siquiera parpadear, otorgándole un dinamismo y un ritmo que acaba siendo una de sus grandes virtudes.

El film está basado en la novela «El Hombre Delgado» de Dashiell Hammett, detective convertido en escritor que inventó el noir, que creó a aquellos investigadores privados de respuestas ingeniosas y con propensión a recibir puñetazos. La película es fiel al texto original; sin embargo, «El Hombre Delgado» es también una novela atípica en la bibliografía de Hammett, no sólo por ser más policíaca que noir, o por sus dosis de humor, sino principalmente debido a la introducción de un personaje como el de Nora Charles, tan alejada del prototipo de mujer fatal presente en el género, creando a la pareja perfecta para Nick Charles.

William Powell, Asta y Myrna Loy

Porque la pareja formada por Nick y Nora Charles tiene como resultado el ser uno de los matrimonios más divertidos que ha dado el cine. William Powell y Myrna Loy le imprimen un ritmo endiablado al diálogo, una comicidad física que nos hacen plantearnos el género real de la película; nos sacan de la tragedia que supone la desaparición de un científico y los asesinatos que le siguen, para llevarnos a una vida de lujo y diversión que no pueden ser más antagónica, pero que encaja en todo momento con el conjunto. Sin olvidar el toque cómico que le imprime la presencia de Asta, el fox terrier de la pareja. Unos diálogos ya presentes en el original de Hammett que cuadran con la comedia inteligente de la época pero al servicio de la búsqueda de la identidad del asesino.

Pero también hay una fuerte influencia visual del cine negro más clásico. Un uso magistral de los juegos de sombras y luces en los momentos más dramáticos de la película. Personajes de los bajos fondos, mujeres avariciosas que sólo buscan la fortuna de los hombres que están con ellas. Y como es propio en la novela negra de la época, un fuerte contraste entre el lujo y la miseria.

Myrna Loy y William Powell

Además, la película sigue el esquema clásico de las películas policíacas. Se nos presentan diversos personajes, todos con un móvil válido, que hacen que, por momentos, la mente del espectador, cómplice de Nick Charles, crea descubrir al asesino, para acto seguido, presentarnos a otro personaje con otro móvil aún más probable. La resolución del misterio está presentado de una forma magistral: no se recurre a la manida técnica de la narración por parte del detective superpuesta a imágenes de la reconstrucción, ni a la confesión del asesino, sino que como su título indica, todo se resuelve en una cena. Un recurso tan brillante como poco explotado en películas posteriores; llena de dinamismo, de respuestas ingeniosas que suavizan la tensión pero no la rompen en ningún momento, para terminar como lo que es la película: una deliciosa mezcla de géneros.

Clara Ochoa

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1 Comentario

  1. Una peli que me encanta, compa Clara, y que tuve ocasión de volver a ver hace no mucho (hacía siglos que la había visto por primera vez); su mescolanza, natural y fluida, de dos géneros a priori tan antagónicos como el negro y la comedia (y que, como bien apuntas, podría dar lugar a un pastiche infumable mal manejado…), da pie aquí a un producto inclasificable, pero lleno de ritmo y de encanto. Por cierto, que como trasiegan los dos protas, qué manera de soplar; eso, en estos tiempos de ultracorrección política, me temo que es ya, lisa y llanamente, imposible de plasmar en pantalla (para personajes de ese perfil, claro está…).

    Un abrazo y buen domingo.