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La Piel que Habito (2011)

Nota: 8,5

Dirección: Pedro Almodóvar

Guión: Pedro Almodóvar (Novela: Thierry Jonquet

Reparto: Antonio Banderas, Elena Anaya, Marisa Paredes, Jan Cornet, Eduard Fernández

Fotografía: José Luis Alcaine

Música: Alberto Iglesias

Hay un detalle que me gustaría comentar antes de empezar esta crítica: detesto el cine de Pedro Almodóvar, pero sin saber cómo ni por qué, he sucumbido irremediablemente a los encantos de «La Piel que Habito». Una vez dicho esto, comprenderéis el estado de shock en el que permanezco desde que tuve la suerte de ver esta magnífica película. Nada más comenzar su visionado, caí bajo el hechizo que provocan sus imágenes y supe que durante los próximos 120 minutos estaría a merced de la mente maquiavélica de su creador.

El cineasta manchego exhibe una dirección rebosante de confianza a partir de un guión extraordinariamente complejo, y toma el mando desde la primera secuencia para llevarte por unos caminos misteriosos, que nunca sabes donde pueden desembocar. Precisamente, una constante que sobrevuela «La Piel que Habito» es la incertidumbre que siente el espectador en todo momento. Durante la primera hora, sus personajes son imprevisibles, ya que, a pesar de conocer algunas de sus motivaciones, desconocemos gran parte de su pasado.

Uno de los grandes aciertos de Pedro y Agustín Almodóvar es la estructura argumental que utilizan en su adaptación de la novela de Thierry Jonquet. Si en su primer acto resulta convencional, a partir de un acontecimiento que no desvelaremos en estas líneas, asistimos a una serie de flashbacks que no siempre respetan un orden cronológico coherente. Esta segunda mitad del film se centra en diversos personajes y sucesos, fundamentales para descifrar los misterios sembrados durante la la primera.

El guión de los hermanos Almodóvar dosifica la información magistralmente, manteniendo la intensidad de la narración hasta la última secuencia y sometiéndonos a unos giros argumentales que disipan cualquier atisbo de previsibilidad. La temática recurrente del director español permanece imperturbable, aunque para detectarla haya que escarbar con mas ahínco que en sus anteriores trabajos; las relaciones materno-filiales, el deseo y la identidad personal acompañan al fantasma de la venganza en este obsesivo thriller, género en el que Almodóvar sorprendentemente parece sentirse demasiado cómodo para no haberlo practicado con anterioridad.

«La Piel que Habito» es una película que sigue existiendo en tu cabeza mucho tiempo después de que sus títulos de crédito hayan desaparecido de la gran pantalla y despierta en ti lo que sólo el buen cine provoca: querer comentarla urgentemente con cualquier otra persona que la haya visto. Sus personajes son demasiado potentes como para abandonar tus pensamientos tan fácilmente; la complejidad psicológica de Roberto (Antonio Banderas) y su «proyecto» es realmente fascinante y daría para mantener un sinfín de conversaciones (siempre con personas que la hayan visto); en menor medida, ocurre lo mismo con Vera (Elena Anaya)  y Vicente (Jan Cornet), personajes que permiten a su creador indagar en varios aspectos de la mente humana, que pueden llegar a resultar incómodos para algunos espectadores.

Gran parte de este mérito corresponde a un reparto excelentemente dirigido por el director manchego, que logra extraer una brillante interpretación de mi denostado Antonio Banderas y de las siempre acertadas Marisa Paredes y Elena Anaya. Desgraciadamente, un magnífico actor como Eduard Fernández carece del protagonismo que un devoto como yo desearía, pero analizándolo fríamente, su personaje no da mucho más de si.

Pero Almodóvar no solo triunfa a la hora de elegir a sus actores, sino también al saber rodearse de un equipo de ensueño, en el que destaca, como siempre, la acertada fotografía de Jose Luis Alcaine, uno de los grandes Directores de Fotografía a nivel mundial, y la música de Alberto Iglesias, un auténtico fuera de serie; sus composiciones son sobrecogedoras y acompañan a las grandes secuencias de «La Piel que Habito», aumentando su intensidad hasta límites casi insoportables.

«La Piel que Habito» es una película especial, muy lejos del consumo masivo y que invita a reflexionar sobre el comportamiento del ser humano y sus pasiones; es una obra que se observa, se reflexiona, se comenta y se vuelve a reflexionar; y justo después de haber hecho todo esto, sientes la necesidad de volver a verla para contrastar la película que se ha formado en tu mente con la película que Almodóvar ha filmado. Con esta obra, el director de «Átame» abre una nueva etapa en su dilatada carrera y se convierte en un cineasta más accesible que nunca, a pesar de lo bizarro de su argumento. Sin duda, una de las películas del año.

Carlos Fernández Castro

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4 Comentarios

  1. Hola, buena reseña, yo estoy de acuerdo en la valoración que haces del film, a mi también me ha encantado y llevo dándole vueltas a la peli durante días. Solo una pequeña puntualización: yo creo que, aunque el género del thriller no lo había tocado con anterioridad, Almodóvar vuelve en su película a los lugares comunes de siempre (y no me molesta en absoluto). Por qué digo esto, porque me parece una película completamente almodovariana (valga la expresión) y no acabo de entender entonces cómo no has disfrutado sus anteriores films.

    Respecto a lo que dices al final, lo de que es un film muy lejos del consumo masivo, pues… ha superado todas las expectativas de taquilla. De hecho, es el único cineasta español que de forma constante las supera en cada estreno, por no hablar de su reconocimiento fuera de nuestras fronteras. Lleva haciéndolo muchos años.

    Un saludo

    • Hola, gracias por la visita,

      El problema que tengo con Almodóvar es que nunca conecto con sus historias. En este caso, consigo conectar con el rocambolesco argumento de «La Piel que Habito», lo cual casi me preocupa por lo bizarro del mismo. Veo semejanzas con anteriores films, pero sus lugares comunes están expresados a través de personajes muy diferentes y envueltos en imaginería de thriller, lo cual sospecho que me ha hecho digerir mucho mejor la peliícula.

      Un saludo y gracias

  2. Fui a verla en el día de su estreno porque sentía tremendas ganas de hacerlo cuanto antes, quizá por haber visto el trailer, por haber leído algún adelanto … Pero nunca antes algo de Almodóvar me había motivado como para querer ir al cine de inmediato. No soy gran fan suya, aunque suelo ver sus películas y hay algunas que me gustan más que otras, como es lógico que suceda con la obra de cualquier director.
    Lo que escribió aquí Carlos, en cuanto a cómo fue «atrapado» inmediatamente por la historia, cómo supo que iba a estar a merced de la pantalla por las siguientes 2 hs., en fín, para no repetir inútilmente, todo lo que a él le sucedió, es exactamente lo que me sucedió también.
    Y hoy, a más de 10 días de verla, sigo pensando cada tanto en alguna escena, en algún momento … De hecho, tuve la curiosidad de buscar «Tarántula», novela en la cual Almodóvar se inspiró, y devoré sus 80 y tantas páginas de un tirón el domingo pasado.

    En síntesis, que esta crítica que ha hecho Carlos la podría haber escrito yo misma, porque reproduce fielmente lo que sentí y lo que pensé al ver esta película. Y como dije, ya hace más de 10 días que la vi y sigo queriendo leer sobre ella y comentarla con quien la haya visto.
    También estoy de acuerdo con lo que dice respecto del guión y cómo va de a poco suministrando la información necesaria, de la fotografía, de la música y por supuesto de los actores. Tampoco es A. Banderas santo de mi devoción pero no se me ocurre otro actor que pueda hacer su personaje, así como no se me ocurre otra actriz que E. Anaya para el suyo, por mencionar solo a los protagonistas. La elección y la dirección han sido perfectas.

    Por último, creo que la frase «muy lejos del consumo masivo» en relación a la película no se refiere a la cantidad de personas que puedan verla (y a que sea un éxito de taquilla como lo es) sino a la cantidad de personas que puedan verla, comprenderla, disfrutarla, como evidentemente nosotros lo hemos hecho.
    Esta película no es para cualquiera, sin menospreciar a nadie.
    La prueba está en los críticos de cine de los principales diarios españoles que, en su mayoría, la destrozaron porque no se tomaron el trabajo de verla desprovistos de cualquier antipatía o prejuicio que por el motivo que fuere le tengan a Almodóvar (el caso más resonante es quizá el de C. Boyero en «El Pais», atroz e indignante, cuya reseña es sencillamente una falta de respeto total y lo que se nota que es una inquina personal con el director que aprovecha a descargar en su crítica …, si se le puede dar ese nombre a lo que publicó). O sea, ninguno de ellos tuvo la excepcional franqueza de Carlos al comenzar diciendo que detesta el cine de Almodóvar para reconocer luego que se vio hechizado en cuanto comenzó la proyección. Quizá porque no se sintieron así (o sus prejuicios se lo impidieron) y porque tampoco fueron capaces de liberarse de sus preconceptos para comprenderla. Una lástima (por ellos).

  3. Coincido en que es una peli extraordinaria, aunque con algunos errores por fortuna no fundamentales, y la analizas muy bien. Disiento en la BSO de Alberto Iglesias. No por ella en sí, sino porque Almodóvar la mete en algunos momentos en los que hubiera sido preferible el silencio en mi opinión. Y Elena Anaya está muy bien, no se le puede reprochar nada a la muchacha que echa el resto, pero yo creo que una actriz que hubiera dado una réplica más intensa a Banderas hubiese sido preferible. Es una cuestión de físico. Elena inevitablemente es una muñequita, aunque supongo que eso es lo que le gustaba a Almodóvar, pero el personaje es lo bastante atormentado como para requerir un rostro más expresivo.