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Nadie Sabe (Dare mo shiranai) (2004)

Nota: 8

Dirección: Hirokazu Koreeda

Guión: Hirokazu Koreeda

Reparto: Yûya Yagira, Ayu Kitaura, Hiei Kimura, Momoko Shinizu, Hanae Kan, You

Fotografía: Yamazaki Yutaka

«Nadie Sabe» es una de esas películas que atrapan al espectador mostrando el sufrimiento de los demás, en este caso, el de 4 niños que son abandonados por su madre. Pero a diferencia de otras cintas dramáticas, lo realmente atrayente o especial de la película es como Hirokazu Koreeda consigue transformar esa situación extremadamente triste, en una historia mágica, llena de ternura, pasión y aventuras. Una historia a cerca de unos niños que por un tiempo viven felices a su manera, con sus reglas, al margen de todo e intentando sobrevivir como pueden, hasta que finalmente la realidad irrumpe en esa burbuja que han creado y la derrumba devolviéndoles a la realidad.

Los hechos que se narran en «Nadie Sabe» se inspiran en lo que se conoció como “el suceso de los cuatro niños abandonados de Nishi-Sugamo”. Al igual que en la película los cuatro niños eran de padres diferentes, no habían ido al colegio, ni se conocía de su existencia. Cuando la madre les abandonó, vivieron solos durante seis meses. Ninguno de los vecinos sabía de la existencia de tres de los niños,de ahí el título de la película. Según el propio Koreeda al conocer la noticia se planteo que la vida de esos niños no había podido ser únicamente negativa, por lo que en el film se cuentan no sólo los momentos de tristeza o desesperanza, también se nos habla de los momentos de complicidad y alegría que debieron disfrutar durante ese periodo de tiempo.

La película se cimenta sin duda en una dirección que se mueve con maestría entre las cuatro paredes en las que habitan los niños, consiguiendo una naturalidad e intensidad conmovedora, alejándose en todo momento de la sensiblería más tópica. Y es que gran parte de la película transcurre en el piso en el que la madre «oculta» a sus cuatro hijos, por lo que la planificación tiene un papel muy relevante a la hora de crear la absoluta sensación de intimidad que recrea la película.

El rodaje duró un año siguiendo un método influido por la experiencia del director como documentalista para que los niños se acostumbraran al ambiente del rodaje, lo que se tradujo en un estilo narrativo distante, se puede decir que hasta frío, favoreciendo que el espectador se interese e involucre en la historia que se cuenta. La película en ningún momento entra a juzgar el terrible comportamiento de la madre, ni se intenta explicar, ni excusar, aunque tampoco se nos presenta al personaje como un monstruo que abandona a sus hijos; Koreeda toma distancia para mostrar con objetividad lo que le interesa. Y en este aspecto las interpretaciones de los cuatro niños son claves para que el citado tono tenga éxito. Nada es forzado, los jóvenes actores se mueven delante de las cámaras con una frescura propia de su edad, consiguiendo transmitir un realismo absorbente.

En definitiva, «Nadie Sabe» es una magnífica película que plasma de una manera poco habitual la crueldad de un hecho, que al ser cubierto por un halo de ternura y objetividad, se convierte en una maravillosa experiencia agridulce.

David Rubio Lucas

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