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Primos (2011)

Nota: 8

Dirección: Daniel Sánchez Arévalo

Guión: Daniel Sánchez Arévalo

Reparto: Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo, Adrián Lastra, Antonio de la Torre,  Inma Cuesta, Clara Lago, Nuria Gago

Fotografía: Juan Carlos Gómez

EN BREVES PALABRAS (para los impacientes)

Después de «Azuloscurocasinegro» y «Gordos», las expectativas que se habían generado en torno al nuevo trabajo de Daniel Sánchez Arévalo eran muy altas. Pues bien, al director madrileño no le ha temblado el pulso y ha respondido como cabía esperar: realizando otra gran película, esta vez en forma de comedia; pero comedia con mayúsculas, como hacía tiempo no se veía en el cine español. Y es que no olvidemos que este género cinematográfico es el más popular, pero también el más difícil de dominar, a pesar de ser ninguneado injusta y continuamente por cierto sector de la crítica especializada. «Primos» hace gala de un ritmo trepidante, gracias a la brillante dirección de Sánchez Arévalo, y de un gran sentido del humor, cortesía de unos actores en estado de gracia y unos diálogos magníficamente escritos, demostrando la condición de todo terreno de su director, hasta ahora inmerso en géneros más oscuros.

SI QUIEREN PROFUNDIZAR…

Hagamos primero un breve repaso al argumento. Diego (Quim Gutiérrez) ha sido abandonado por su novia prácticamente en el altar; está destrozado y no tiene más apoyo que el de Jose Miguel (Adrian Lastra) y Julian (Raúl Arévalo), sus peculiares primos, con los que mantiene una estrecha relación de amistad desde que eran niños. Jose Miguel, sometido día y noche a la voluntad de su novia, es además un hipocondríaco consumado, circunstancia que desquicia a Julian, un tipo de un temperamento muy fuerte, que está ya cansado de tantas quejas y deseoso de que éste no acuda a los fármacos ante cualquier hecho que perturbe su rutinaria y tediosa vida. El día de la boda, Diego se derrumba, pero gracias al apoyo de sus primos, encuentra una posible y descabellada solución a todos sus males: ir a buscar al amor de su adolescencia al pueblo donde solían pasar los veranos cuando eran pequeños.

«Primos» es una comedia en estado puro de la que su director se vale para realizar una auténtica declaración de principios respecto a la amistad, el amor y la familia. Pero hay dos ideas que parecen preocuparle por encima de todo y que actúan como catalizadores del conjunto: mantenerse fiel a uno mismo y, sobre todo, tomar con decisión las riendas de nuestra vida. Sánchez Arévalo subraya la importancia que adjudica a estas máximas, mostrando las consecuencias que implica la ausencia de las mismas en Diego, Jose Miguel y Julian. Se trata de tres personas que, desde hace tiempo, se han dejado llevar por la inercia de unas vidas que no han elegido conscientemente, y en las que no ven reflejados los sueños e ilusiones que solían iluminar sus existencias.

No nos engañemos, el argumento no destaca por su originalidad en en el planteamiento. Pero lo que sí es cierto es que Sánchez Arévalo se destapa como un guionista de gran talento para los diálogos cómicos y se consagra como un magnífico director de actores. Ambas cualidades provocan el constante e inevitable sonido que acompaña al visionado de «Primos»: las continuas risas del espectador, sorprendentemente poco habituales en el género hoy día y que el cineasta rescata del ostracismo para la ocasión.

Desde el punto de vista técnico, la dirección es ágil y fluida, logrando un ritmo frenético, gracias a una acertada alternancia de las tres líneas argumentales que se entremezclan intermitentemente a lo largo del metraje. Sánchez Arévalo inicia la película con unos primeros diez minutos titubeantes, que hacen presagiar el primer tropiezo en una filmografía hasta el momento ejemplar. Pero todo se reduce a una falsa alarma cuando comprobamos que el director madrileño retoma con pulso firme el timón de su tercera película, para embarcar al espectador en una montaña rusa (¿o debería decir «barco pirata»?) de la que no se apea hasta que finalizan sus títulos de crédito.

Antes de valorar la importancia del reparto en este largometraje, hay algo que me gustaría comentar. Hay directores que odian trabajar con actores, pero los consideran un mal necesario (Michael Curtiz); otros, sin embargo, se aprovechan de ellos egoísta e ilimitadamente (Alfred Hitchcock); y muy pocos, habitualmente guionistas de sus propias películas, entienden que los actores son un instrumento esencial para expresar parte fundamental de lo que quieren transmitir con sus obras. Aquí encontramos uno de los grandes triunfos de «Primos»: su reparto. Reconozco que no sentía especial admiración hacia Quim Gutiérrez antes de ver esta película, pero el recital que ofrece este actor interpretando a Diego, es realmente admirable. Adrian Lastra sorprende por su acierto al encarnar a un personaje con el cual sería fácil caer en el ridículo, pero al que el actor aporta una gran ternura y momentos realmente desternillantes (atención al momento en que su novia le da las pastillas boca a boca). Antonio de la Torre vuelve a estar inmenso, como en él viene siendo habitual, interpretando al Bachi, un personaje secundario, pero de gran trascendencia y carisma. Y Raúl Arévalo hace la guerra por su lado. Me explico; reconociendo que estamos hablando de un superdotado, la excesiva confianza que el director tiene en el instinto de este actor, hace que en algunos momentos llegue a ser un personaje poco creíble e irritante. A pesar de ello, realiza una interpretación notable.

En definitiva, «Primos» es una comedia ingeniosamente escrita, magníficamente interpretada y brillantemente dirigida, que apela a la nostalgia y al humor para ganarse al espectador y que sorprende por su frescura y su elegancia. El director sigue los consejos de Lubitsch y remata los momentos cómicos tras una estudiada preparación, siendo la mejor muestra de ello la excelente secuencia final, resuelta con una originalidad y al alcance de muy pocos.

Carlos Fernández Castro

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5 Comentarios

  1. Muy buena película, en la línea de «Azul oscuro casi negro». En ningún momento te ries a carcajada pero te mantiene la sonrisa en la boca todo el tiempo. Pero vamos, que ayer vi «Un, dos, tres» y me reí mucho menos.

    El personaje de Raul Arévalo me recuerda a algún elemento que conozco, por lo que a mi sí se me hace crieble.

    De acuerdo contigo con el final, que si bien era previsible, está bien rematada.

    Y oye chico, lo elegante que hace un chaqué hasta con pántalones cortos y sandalias.

  2. un 8 es demasiado. el ágape te ha dejado trastornado.

    • Buenas noches Marina,
      ¿un 8 demasiado? Se nota que no vas mucho al cine. Dime una comedia que te haya gustado mas que «Primos» en los últimos 12 meses. Ninguna ¿verdad?

      • desde cuando se les damos un sobresaliente a películas regulares que superan la media solo por el esfuerzo y a falta de películas buenas en el panorama nacional? eso suena a palmaditas en la espalda y a «veras como la siguiente te saldrá mejor».
        si quieres seguir esa linea de critica propongo una división en el blog entre películas españolas y resto del mundo, sino, no le veo el sentido.

        …juuu yu ar, uer yu from, es long es yu lov miii…

  3. Ya pero que se hagan malas comedias no quiere decir que merezca un 8. Es una película entretenida sin más, con una primera media hora bastante irregular y fría. Un 6,5. Marina forever!!!!!