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Criando Malvas (Pushing Daisies) (2007-2009)

La luna llena le iluminaba la cara. Se reflejaba pálida en su rostro. Un mechón de cabello le caía graciosamente sobre la frente, como tantas y tantas veces. Y ella se lo retiraba nerviosa con un soplido, en un gesto característico. Pero ahora ya no lo podrá hacer nunca más. Sus labios inertes no volverán a besar, sus grandes ojos no volverán a mirar y su contagiosa risa no se volverá a escuchar en la inmensidad del triste y vacío apartamento.

Él apartó la mirada  en busca de una bocanada de aire, enjuagándose las lágrimas con el dorso de la mano. Alzó la vista  hacia la estrellada bóveda nocturna, preguntándose si lo que se proponía hacer era lo correcto; si sería capaz de quebrantar las  reglas.

El ulular de un búho quebró el silencio de la noche.  Soltó la pala encima del montón de arena y se acuclilló sobre el lecho en el que ella descansaba serena y plácidamente. Cuántas veces le había dicho que no podría vivir sin ella. No pasaba ni un minuto sin que dejara de pensar  en su pérdida; ni un solo instante.  Pero recordar era doloroso.

Las dudas volvían para martirizarle de nuevo. Sin embargo, ya lo tenía decidido, no podía dar marcha atrás. ¿Cuánto tiempo más sería necesario para retrasar lo inevitable? Desde lo más profundo de su alma sabía que no podía contarle nunca su secreto a nadie. Si lo hiciera sería su ruina. Lo que estaba a punto de suceder le cambiaría la  vida. Sería feliz otra vez, pero, como casi siempre, todo lo bueno tiene un lado malo. Una contraprestación negativa. Y ésta sería muy negativa.

La balanza ya se había inclinado. Con un halo de esperanza en el corazón, acercó la mano al rostro de su amada y, con un ligero temblor, le rozó suavemente la mejilla. Cerró los ojos y rezó. Rezó como nunca antes lo había hecho.

Y entonces sucedió. Un imperceptible suspiro de vida surgió de sus labios entrecerrados. Anhelante, vio como su pecho comenzaba a subir y bajar rítmicamente al compás de su revivido corazón,  y sus ojos azules volvían a abrirse en un espasmo de sorpresa. Lloró. Lloró de alegría incontroladamente, mientras ella le miraba asustada, intentando comprender  lo que estaba sucediendo.

Él SÍ sabía lo que estaba pasando, y por eso lloraba más desconsolado que nunca. La alegría de ver a su gran amor vivo de nuevo no era total; lo empañaba la tristeza y el desconsuelo de saber que NUNCA MÁS podría volver a tocarla, ni siquiera rozarla. Porque si lo hacía, ¡ella MORIRÍA para siempre!

Mientras me relajaba con unos amigos tomando unas tapitas en una de las miles de terrazas que inundan Madrid en esta época del año, alguien me pidió que le recomendara una serie “bonita”, según sus propias palabras. ¡Vaya palabreja la de “bonita”! ¡Cuantas acepciones recoge el muy insigne diccionario de la Real Academia de la Lengua Española! Sopesando todas las alternativas que existen en la actualidad (asesinatos, csi´s, hospitales, vampiros, mujeres desesperadas…), no había mucho donde escoger. Pero yo estaba preparado para una pregunta de tal calibre. Me he entrenado durante años Así que sin pestañear le dije solemnemente: «Tienes que ver Pushing Daisies. Es un “bonito” cuento lleno de fantasía y amor». Esta sentenciosa frase la pronuncié con mi mejor voz de tío interesante. Lo que yo no esperaba era lo que contestó: «Ya la he visto – dijo ella dulcemente».

Y entonces ya no supe que decir. Y como me quedé con las ganas de hablar sobre Pushing Daisies (me niego a llamarla con el título por la que se le conoce en España), pues os voy a comentar las magníficas impresiones que me ha causado la serie surgida de la imaginación de Bryan Fuller, creador y guionista de Tan muertos como yo y Héroes.

Posiblemente sea una de las series que recuerdo con más afecto. ¿Y por qué?, os preguntaréis. Por una sencilla razón, es una serie que transmite muy buen rollo. No hace falta comentar nada más ¿verdad? Creo que todo el mundo conoce esa sensación. Cada vez que escucho la fascinante voz en off con la que empiezan todos los capítulos, me descubro mirando absorto la pantalla con una sonrisa bobalicona que no se me borra en varias horas. Miles de fans dan fe de ello y por eso, aún hoy, reivindican la vuelta de una serie que ha inundado sus corazones de alegría.

Pushing Daisies nos cuenta la historia de Ned (Lee Pace), un pastelero que tiene la misteriosa habilidad de devolver la vida a los muertos con solo tocarlos. Pero este don tiene unas singulares condiciones. Si vuelve a tocar a la persona revivida una segunda vez, ésta morirá para siempre. Debido a unas extrañas coincidencias revive al gran amor de su vida, “Chuck” (Anna Friedel). A partir de entonces comenzarán los problemas para esta singular pareja (os recuerdo que no se pueden tocar). Ned trabaja en su propio negocio, una cafetería llamada “The Pie Hole”, lugar de reunión de sus amigos, famosa por las excelentes tartas que prepara el singular pastelero. En ella revolotean dos importantes personajes en la vida de Ned. Olive Snook (Kristin Chenoweth) es su camarera; secretamente enamorada de Ned, profundamente fiel al joven a pesar de convivir con su rival por conseguir el amor de Ned. Emerson Cod (Chris McBride) es un detective privado conocedor del secreto de Ned; se aprovecha de ello resolviendo hilarantes casos de asesinato con la ayuda del joven pastelero. Junto a ellos conoceremos a las tías de Chuck (Ellen Greene y Swoosie Kurtz), viejas glorias de la natación sincronizada, ignorantes de la nueva vida de su sobrina.

Las aventuras de nuestros protagonistas se irán sucediendo capítulo tras capítulo. Y he aquí lo atractivo de esta serie. Está plagada de extravagantes personajes que inundan el universo del pastelero, inequívocamente burtoniano. Una estética colorista, regada con una gran dosis de imaginación,  que recuerda a los mejores trabajos de Tim Burton. Si a todo esto le añadimos un ritmo frenético, una pizca de fantasía, un poquito de miedo, diálogos inteligentes, asesinatos surrealistas y, sobretodo  AMOR, mucho AMOR, lo que nos queda es la sensación de estar viendo una de las comedias románticas más “bonitas” que nos ha podido ofrecer la televisión.

Ahora me voy a poner más tierno de lo normal, porque esta serie lo requiere. Me gustaría que cerraseis los ojos un momento porque os voy a proponer un ejercicio mental. ¿Cómo os sentiríais si no pudierais ni siquiera rozar a la persona que amais durante el resto de tu vida?….

Pushing Daisies nos habla del amor; del inmortal amor entre un hombre y una mujer, del incondicional amor de los padres a un hijo, del conmovedor amor en el seno familiar, del problemático amor que profesan los amigos  y del frustrante amor no correspondido.

Disfrutad de Pushing Daisies tal y como lo hice yo, abrid bien los ojos y el corazón y, por una vez en la vida, seamos románticos.


Si te gusta…. Debes ver…..

La Princesa Prometida (The Princesa Bride, Rob Reiner,1987)

Amélie (Le fabuleux destin d´Amélie Poulain(Amélie),Jean Pierre Jeunet,2001)

Eduardo Manostijeras (Edward Scissorshands, Tim Burton,1990)

Big Fish (Big Fish, Tim Burton,2003)

La novia cadáver (Tim Burton´s corpse bride, Tim Burton,2005)

Carlos Hillman


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4 Comentarios

  1. Ahá!!!! Ya encontrado esa referencia personal que me comentastes! Muchas gracias Carlos H!
    Dices dos verdades muy grandes, que la serie es bonita, bonita, y que tú estás complementamente entrenado para preguntas de ese calibre y para mucho más!
    Me encanta el artículo que has escrito, coincido contigo en todo. Algunos estarán espantados, empalagados y garrapiñados con esto de que repites tanta veces la palabra AMOR, todo ello envuelto en azúcar y más azúcar de los pasteles de Ned, claro… Pero es cierto, habla del amor en todas sus facetas y posibilidades y no se pasa de romántica ni de dulzona, es simplemente genial. Me encanta la viveza de los colores de la serie, como visten sus personajes y los «solos» que se marca Olive… Merece la pena!!
    Por suerte para mí, no la he terminado de ver, me faltan los últimos tres capítulos, así que creo que voy a aprovechar la coyuntura y me voy a ver toda la serie de nuevo para que no se me escape nada!
    Por cierto, me he dado cuenta de cuán encasillada estoy al leer el paratado de » si te ha gustado deberías ver», las he visto todas y me han encantado!!!
    Enhorabuena de nuevo Carlos H!
    Un beso muy grande!

  2. Cuando me refiero a ella yo uso el adjetivo, colorida, y si me enamoré de alguien en esta serie fue de Kristin Chenoweth y su Olive. Divertida y con mala leche, el público me parece que no supo entenderla.

  3. Buenas tardes, mi querida Marble. Pues ya sabes lo que tienes que hacer, aunque tu de amor andas sobrada, no está de más volver a recordar viejos sentimientos viendo de nuevo Pushing Daisies. Qué grande Olive, coincido contigo! Gracias de nuevo por tu apoyo…

  4. Buenas tardes Satrian. Tienes toda la razón del mundo, no he visto serie más colorida que esta, Kristin está magnífica. Hace poco la descubrí en una película ( por llamarla de alguna manera) protagonizada por Robin Williams. Es de lo mejor de la peli. En cuanto a Pushing Daisies, sí que es verdad que deberían de haberle dado un voto de confianza porque la serie lo merece. Una pena, pero la vida sigue y todavía hay muchas series que ver y disfrutar. Muchas gracias por el aporte.