Yo vengo aquí a hablar del libro: Memorias de África (Out of Africa)
El objetivo de estas líneas es comparar, de forma muy resumida, las películas con los libros en los que se basan. El cine ha bebido de la literatura desde siempre y puede resultar interesante ver cuáles son las similitudes y diferencias entre las dos representaciones de una misma obra: veremos finales que se cambian, cómo algunos personajes desaparecen, aparecen o cambian, los giros en la trama para que teóricamente ésta resulte más interesante en pantalla, qué se corta, qué se alarga y qué se añade, etc. Para ello tendremos a veces que contar detalles que es mejor no desvelar a aquellos que no han visto la película o leído el libro pero bueno, ya estáis avisados…
Isak Dinesen es el pseudónimo que utilizó la baronesa Karen Blixen en su libro “Memorias de África” . En él narra de forma nostálgica pero sin sentimentalismo, su experiencia en Kenia cultivando café durante 17 años (desde 1914 hasta 1931). Su prosa es tersa, pausada y no carente de sentido del humor. Se asemeja a un diario en el que la autora quisiera recoger todo lo bueno de su estancia en Keniapara no olvidarlo y poder leerlo en el futuro. Su obra nos describe las distintas personas que pasaron por su vida durante esos años, las costumbres y la manera particular de entender la vida de los masai, somalíes y kikuyu y sus sinsabores financieros con la plantación de café. Todo ello aderezado con reflexiones y pasajes claramente poéticos como los que encontramos en la sección titulada “Fragmentos del diario de un inmigrante”. A diferencia de la película, Blixen no intenta hilvanar una historia en orden cronológico. No existe principio, trama y desenlace, sino que ofrece imágenes y descripciones que parecen concebidos para que el lector pueda, no sólo imaginar, sino “sentir” Kenia tal y como la veía la autora. Pasado y futuro se suceden en este viaje por los recuerdos de una aristócrata danesa que, para muchos, encarna lo peor del Africa colonial.
Una diferencia fundamental entre el libro y la película del mismo titulo dirigida en el año 1985 por Sydney Pollack es que, mientras que Blixen intenta recrear Kenia, Pollack hace lo propio pero con Blixen (Meryl Streep). Y este cambio de enfoque influye tanto en el resultado final como en la manera de percibir la historia por el público. Esta perspectiva diferente es el origen de todas las desviaciones que se pueden observar entre los dos formatos. Para dotar al texto de un hilo conductor, imagino que Pollack fue insertando a modo de puzzle, detalles de la vida de la protagonista en esta etapa a los que la autora ni siquiera alude. El libro por ejemplo, no menciona su llegada a Kenia y posterior boda y recibimiento por la alta sociedad que formaba parte de la colonia británica en el país, sino que directamente nos ubica en su plantación de café. Tampoco encontramos detalles de su situación personal. Así, a su marido tan sólo le dedica una brevísima reseña al comentar que debe llevarle víveres en una ocasión y guarda silencio sobre todo lo demás, incluyendo su divorcio en 1921 y el hecho de que gracias a él, contrajera la sífilis. Tampoco es su marido quien le da la noticia de la muerte de Denys Finch-Hatton (Robert Redford) en un accidente de avioneta, sino una amiga.
Pollack, en su intento de que conozcamos mejor a la escritora, añadió muchos detalles y situaciones que no aparecen en el texto. Por ejemplo, la escena del beso en una fiesta de fin año, la que nos muestra cómo un club de Nairobi exclusivamente masculino sirve a Blixen un whisky, el ruego (con genuflexión incorporada) al nuevo gobernador para que los kikuyu tuvieran dónde vivir cuando ella se fuera, o aquélla en la que conoce a Berkeley Cole. He mencionado tan sólo algunos ejemplos ya que, realmente, no hay mucho material del texto original en la adaptación realizada por Pollack. El director de cine en cambio, no presta la atención que el libro dedica a las relaciones entre las distintas tribus y sus costumbres, a la feroz lucha entre la iglesia católica y la presbiteriana por ganar fieles entre los nativos o a la triste historia del cocinero Esa. Tampoco se hace referencia a la muerte de dos niños kikuyu en dos accidentes distintos (en un caso, una niña atropellada por un carro de bueyes y en el otro la muerte de un niño tras el disparo fortuito de un rifle). En cambio Blixen rememora una y otra vez dichas muertes. Ello le da la oportunidad de explicar la idea de justicia que tienen los kikuyu, las relaciones jerárquicas y familiares y su propio papel en calidad de “juez”.
El director de cine, de forma bastante comprensible si su objetivo era ofrecer una visión romántica de Kenia, suprime algunos pasajes que a la audiencia de hoy en día le costaría aceptar. Me refiero a aquéllos en los que se describe la caza de leones. En la película tanto Finch-Hatton como Blixen disparan sólo cuando son atacados y no queda otra opción. Aun más controvertido sería aludir al pasaje en el que la autora compara a Kamante (el niño con las llagas en las piernas que llegaría a ser su cocinero) con un “perro civilizado acostumbrado a vivir entre personas”.
Como hemos dicho anteriormente, la vida de Blixen y sus relaciones personales (las amorosas en particular) constituyen el tema principal en la película de Pollack. Este intento de atraer al público utilizando la historia de amor entre los dos protagonistas parece trascender incluso al libro en ediciones posteriores al año de estreno de la película. De hecho la edición que tengo reproduce parte de una crítica de “The Times” que reza “una historia de pasión”. Efectivamente es una historia de pasión, pero pasión por Kenia (el trocito que Blixen conoció) y no por el señor Finch-Hatton. La escritora lo menciona pero como uno más de sus invitados y no como interés romántico. Y no aparece hasta aproximadamente la mitad del libro.
En lo relativo a los personajes, el único que se ajusta perfectamente al descrito en el libro es Farah, el sirviente somalí de la baronesa. Robert Redford representa bien al noble inglés Denys Finch-Hatton, si no somos demasiado puntillosos en cuanto a su nacionalidad y acento americano. En cambio, con Berkeley Cole, Pollack se tomó varias licencias : en primer lugar no tenía relaciones con una somalí (a la que Imán da vida en la película) pero tenía a Jama, un sirviente de la misma etnia al que no le dolían prendas a la hora de devolver un bofetón a su propio amo. Tampoco murió de malaria, sino de una dolencia cardiaca que el libro no especifica.
Del marido de Blixen ya hemos hablado; ella casi ni lo menciona en su libro. Es la película quien nos lo presenta como un aristócrata sin recursos y mujeriego que recurría a su mujer de cuando en cuando para conseguir dinero. Por otra parte, Blixen describió una galería de personajes a los que Pollack no tiene en cuenta para su historia como por ejemplo, el viejo marino Knudsen al que ella acoge en su casa, el herrero Poora Singh, el buscavidas Emmanuelson, la cervatilla Lulu, su vecina Ingrid Lindstrom, el comerciante Choleim Hussein, y otros a los que la autora conoció durante su vida en Kenia.
Tampoco el final se ajusta del todo al del texto. En la película, ella debe regresar a Europa después de que un incendio arruinara la cosecha de café. En cambio en el libro, la protagonista pasa sinsabores varios tales como oscilaciones en el precio del café, plagas de langosta, incendios y otras desgracias que, al final, la obligan a venderlo todo y dejar el país. Coincido con Pollack en que el incendio es bastante más dramático y por tanto, encaja mejor con el tono de la película. El director de cine filmó una obra destacable, aunque en mi opinión, se centra demasiado en la relación entre los dos protagonistas y abandona otros aspectos que en el libro son esenciales.
Curiosidades:
El brindis que en español se tradujo como “Por la cándida adolescencia” es en inglés “Rose-lipped maidens, light foot lads” (algo así como “Doncellas de labios rosados, muchachos de pies ligeros”). Se trata de un verso del poema «With rue my heart is laden» («Mi corazón está lleno de pesar») de A.E. Housman, uno de los autores favoritos de Denys Finch-Hatton. Pollack utilizó en la escena del funeral de Denys otro de los poemas de Housman: «To an athlete dying young» («A un joven atleta moribundo»), escrito en honor de los soldados caídos en las guerras de los Boer.
La casa en la que vivió Karen Blixen durante su estancia en Kenia sigue en pie, ahora convertida en un museo. La tumba de Denys Finch-Hatton también se puede visitar pero está en terreno privado y su dueño cobra por admisión.
El personaje de Felicity fue en la vida real Beryl Markham, la primera mujer en en cruzar el Atlántico en avioneta de este a oeste. Tal y como se ve en la película, conoció a Karen Blixen e incluso estuvo saliendo con Denys cuando la relación entre él y Karen comenzó a deteriorarse.
El texto leído en voz en off por Blixen al final de la película está extraído del libro pero en lugar de la frase “debo recordar decírselo a Denys cuando le vea” Blixen realmente escribió algo bastante menos romántico: “El mismo Lord Nelson en Trafalgar Square tiene leones, pero son de piedra”.
Mercedes Cal González
Excelentes comparaciones y comentarios que siempre me sugieren ver, otra vez, la pelicula.
Saludos
Muchas gracias Jose, me alegro de que haya gustado el artículo.
Que disfrutes tu re-visionado (¡no te olvides los kleenex!).
Un saludo,
Brillante artículo! Felicidades.