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Cisne Negro (Black Swan) (2010)

Nota: 9

Dirección: Darren Aronofski

Guión: John McLaughlin, Mark Heyman

Reparto: Natalie Portman, Vincent Cassel, Mila Kunis, Barbara Hershey

Fotografía: Matthew Libatique

EN BREVES PALABRAS (Para los impacientes)

«Cisne Negro» es un drama psicológico que te atrapa desde su primer plano y no te otorga un solo momento de respiro hasta sus magníficos títulos de crédito finales. Darren Aronofski demuestra con cada nuevo trabajo que todavía no ha alcanzado su techo como director y da un paso más en su carrera con esta magnífica película. Como ya hiciera en «El Luchador» y «La Fuente de la Vida», el director de Brooklyn vuelve a crear un micromundo, esta vez con la danza como protagonista, en el que todo lo ajeno al mismo parece no existir. La confianza en uno mismo, la lucha contra los demonios interiores, la ambición y la dualidad que todos llevamos dentro, son los temas que tan brillantemente aborda esta película.

SI QUIEREN PROFUNDIZAR…

Con respecto a su argumento, el film gira en torno a Nina (Natalie Portman), una bailarina que forma parte de una compañía de danza, cuya estrella indiscutible se va a retirar. Ella alberga muchas esperanzas de llegar a conseguir el rol protagonista vacante. Thomas (Vincent Cassel), el director de la compañía, reconoce su talento para interpretar al «Cisne Blanco» de la obra, pero no está seguro de que pueda desempeñar el papel de «Cisne Negro». Para conseguirlo, Nina luchará contra si misma y contra cualquiera que intente interponerse entre ella y su sueño: ser una bailarina perfecta.

Volvemos a encontrarnos con un película cuyo argumento es poco o nada original; una historia que ya conocemos o, al menos, recuerda a muchas otras que ya hemos visto o leído con anterioridad. Afortunadamente, la apuesta de Aronofski reside en la forma de contar, no en el argumento en si. Y la verdad es que debía tenerlo muy claro, porque se trata de una película extremadamente arriesgada, que transmite sensaciones a través de imágenes, relegando los diálogos a un segundo plano, que confía gran parte de su impacto a una soberbia interpretación de Natalie Portman y que camina sobre la línea divisoria entre la cordura y la locura, obligando al espectador, en cada momento, a dilucidar en que lado se encuentra nuestra protagonista. Precisamente aquí radica una de los principales aciertos de la película, ya que el director neoyorquino, a través de innumerables planos en que la cámara parece incrustada en la espalda de Portman, nos ofrece una visión de los acontecimientos desde un punto de vista plenamente subjetivo. De esta manera, consigue que llegue el momento en que nosotros, al igual que ella, no sepamos distinguir entre realidad o ficción, cordura o locura.

Las secuencias de danza, especialmente la que abre la película, son de una elegancia y sobriedad indiscutibles. Aronofski sabe muy bien lo que tiene entre manos y demuestra una clase fuera de lo normal en el tratamiento de estos planos; parece como si la cámara se moviera al compás de la coreografía que ejecutan sus bailarines. A través de ellos, el director nos muestra la naturaleza de Nina, el Cisne Blanco, y hace aflorar en ella todas sus inseguridades, al sentirse desmotivada por las dudas que Thomas alberga sobre su capacidad para sacar el Cisne Negro que lleva dentro. Pero ¿pueden realmente convivir el cisne blanco y el cisne negro en la misma persona?

Vincent Cassel y Mila Kunis también realizan un trabajo espectacular. Sus personajes son responsables de que Nina extreme su espíritu competitivo, e incluso descuide su salud por intentar alcanzar la perfección. El primero es lo que podemos llamar un generador de futuros juguetes rotos, tal y como comprobamos en el personaje interpretado por Winona Ryder, antigua reina cisne, cuya «avanzada» edad le ha relegado al ostracismo. La segunda alimenta sus inseguridades, al erigirse como una posible competidora y ser portadora de la naturaleza que ella jamás alcanzará a representar: el Cisne Negro. Paradójicamente, y a pesar de lo que pueda parecer en un primera lectura,este personaje es el reflejo de aquello a lo que Nina debería aspirar: asumir sus limitaciones y aceptar su esencia, sin dejarse dominar por la obsesión de ser la mejor. Aronofski provoca que el espectador se identifique con Nina y sienta antipatía hacia su competidora. Al final es cuando nos damos cuenta que nosotros mismos hemos caído en la misma trampa que ella, habiendo sido cegados por la gloria y responsabilizando de nuestras frustraciones a otras personas; y no asumiendo nuestra culpa.

«Cisne Negro» es una película incómoda y dura; quizás porque es sincera y enseña comportamientos con los que algunos, en algún momento, nos hemos podido sentir identificados muy a nuestro pesar. Pero también podemos interpretarla como una advertencia o un aviso. Aronofski se doctora y firma una obra muy próxima a la perfección, aun habiendo cometido el mismo error que su protagonista: intentar cerrar la película de una manera perfecta. Muchas veces es mejor quedarse muy cerca de tu objetivo, sabiendo que habrá nuevas oportunidades para conseguirlo, que intentar alcanzarlo a toda costa y perder gran parte de lo conseguido a lo largo del camino.

Carlos Fernández Castro

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5 Comentarios

  1. tengo unas ganas de verla!!

  2. Yo la he visto. Está muy, muy bien.

    • Es cierto Cíntia, pero no es apta para estómagos sensibles. Es una peli muy dura y bastante violenta, psicológicamente hablando. Pero eso sí, es una obra para ver más de una vez.

  3. it’s just PERFECT.

  4. Por fin vi ayer Black Swan, que película!! Sólo decir dos cosas: que talento el de Aronofski, he visto pocas películas últimamente tan emocionales, la expresividad que consigue con la cámara es realmente digna de un superdotado. Y lo de Natalie Portman es mejor no comentarlo y verlo porque esta sencillamente increíble.

    Efectivamente es un peli dura, que te retuerce por dentro, tan bien rodada que desde el primer minuto absorbe la atención del espectador en una historia de una intensidad asfixiante.

    ABSOLUTAMENTE IMPRESCINDIBLE.