Marmoladas: El cuento de la criada (The Handmaid’s Tale, 2017-2019)
Nota. 8,5
Creador: Bruce Miller
Guion: Bruce Miller, Ilene Chaiken, Dorothy Fortenberry, Lynn Renee Maxcy, Nina Fiore, Wendy Straker Hauser, Eric Tuchman, John Hererra, Kira Snyder, Leila Gerstein, Marissa Jo Cerar, Yahlin Chang, Jacey Heldrich (Novela: Margaret Atwood)
Fotografía: Colin Watkinson, Zoe White, Stuart Biddlecombe
Reparto: Elisabeth Moss, Joseph Fiennes, Max Minghella, Yvonne Strahovski, Alexis Bledel, Ann Dowd, Jordana Blake, O. T. Fagbenle, Samira Wiley
Duración: 60 Min.
He tardado demasiado en ver esta serie. La razón es que no soy muy fan de la violencia explícita y no quería quedarme con mal cuerpo después de cada capítulo. Decidí verla cuando acabó Jane the Virgin (un minuto de silencio). Pensaba probar y, si no me enganchaba, pasar página sin más. Estaba convencida de que esta serie me disgustaría… Pero no. Me he tragado las tres temporadas en menos de 10 días.
La primera temporada de la serie está basada en el libro homónimo de la escritora Margaret Atwood. En ella nos presentan una dictadura religiosa perfectamente orquestada en la que se propone una vuelta a los valores tradicionales. Ya os podéis imaginar que las mujeres tenemos todas las de perder (oh, sorpresa). Empezando fuerte, asistimos al intento de huida de su protagonista, June Osborn. Antes de que su país se fuera a la mierda, June tenía una familia y era feliz. Ahora viste cofia, una túnica roja y es violada cada mes. La infertilidad se ha convertido en una plaga y se necesitan mujeres fértiles para dar hijos a los altos cargos del gobierno que no pueden concebir. En eso se ha convertido Estados Unidos (ahora Gilead), en un infierno en la tierra donde no existe la libertad de expresión ni los amigos porque reina el miedo y la desconfianza, como en todas las buenas dictaduras. Es imposible no empatizar. Un vuelta de tuerca más a lo que está pasando en el mundo a día de hoy y nos encontraríamos como refugiados en cualquier país.
La manera en que está planteada la sociedad es tan enfermiza como brillante. Durante las tres temporadas y mediante flashbacks, te muestran cómo eran sus protagonistas antes de que Gilead existiera y cómo sus necesidades, sus convicciones religiosas, políticas o simplemente la mala suerte, les han situado en ese lugar. Especialmente espeluznante es la secuencia en que la protagonista y su mejor amiga acuden a una manifestación cuando aún no se ha implantado del todo el régimen pero comienza a hacer sus primeros pinitos. El Gobierno les está arrebatando sus derechos (no todo pasa de repente, los grandes cambios ocurren poco a poco) y quieren expresar su inconformismo. Las mujeres ya no pueden trabajar, no se les permite tener cuenta en el banco, y su futuro es cada vez más negro. La protesta es silenciada a disparo limpio y matando a los manifestantes. Que quede claro quién manda. Los que han llegado al poder han cambiado las normas y pueden hacer contigo lo que quieras… ¿Es realmente ciencia ficción?
Pese a la genial puesta en escena y el trabajo de los actores, que pone los pelos de punta, he de decir que en ocasiones no entiendo las motivaciones de los personajes en general y de la protagonista en particular. Y no es que no entienda su evolución, es que los pequeños gestos del día a día, a veces no concuerdan con lo que tendría que sentir o hacer esa June a la que tanto conocemos. Estos pequeños actos no solo me sacan de la historia sino que me hacen pensar que son trucos de guión metidos a capón. Y hablando de meter a capón… Aunque bonito y en ocasiones estremecedor, el estilo visual de la serie me resulta repetitivo. Los primerísimos primeros planos de Elisabeth Moss y los planos cenitales (realizados desde arriba) estéticamente perfectos reverberan demasiado. No obstante, los compro. Son pequeños daños colaterales de esta genial serie que ha conseguido darle un empujón en la última temporada cuando ya pensaba que estaba todo el pescado venido. Así que amigos, larga vida a «El cuento de la criada». Que el Señor permita que madure.
María del Mar Molero Galán
Gracias Mar, por contar desde ti e invitar de manera tan sugerente a sentarnos delante de esta serie.
Yo también te lo compro, y más si es con un plano cenital de ti 😉