Confinamiento 26/04/2020: Ema (2019)
Me gusta Ema, de Pablo Larraín, pero no acaba de convencerme su guión. Siento una incompatibilidad entre su vertiente realista y la metáfora constante que proponen sus imágenes y sus vericuetos argumentales. Indudablemente, la atmósfera creada por Larraín es muy coherente con la expresión del deseo que quiere transmitir su película y ese instinto maternal que empodera a su protagonista.
Aún así, veo mucho ejercicio de estilo en sus movimientos de cámara y en la confección de algunos de sus planos. En mi opinión, su estética visual exigiría la negación de la escritura real para volcarse en la vertiente onírica de la narración (en clave realista, la estrategia con la que Ema desarrolla su actividad sexual carece de toda credibilidad). Al no ser así, la lectura del film resulta un tanto confusa.
Tengo la sensación de que Larraín quiere dar credibilidad a su discurso impidiendo que su cámara se entregue por completo a la metafísica. Lo veo innecesario. Por otra parte, es una pena que en el desenlace de la película el director no tenga claro si su discurso queda claro y necesite explicar al espectador las motivaciones de Ema. No obstante, admiro su gestión de la información y su manera de insinuar.
Sus imágenes invitan a volar y a reflexionar sobre el deseo, el amor, la educación, las relaciones íntimas y el dictado social. Ema es un animal en cautiverio que no dejará de rebelarse contra la sociedad, hasta que encuentre un lugar que no desafíe su libertad. Muy interesante la discusión que propone entre la baja (reggaeton) y la alta cultura (la danza intelectual), otra forma de hablar del deseo frente al intelecto, del instinto del ser humano frente al raciocinio que pretende silenciarlo, del albedrío frente al recato. Manifestación de la eterna contradicción que define al ser humano.
Carlos Fernández Castro