Estados unidos del amor (Zjednoczone Stany Milosci, 2016)
Nota: 7,5
Dirección: Tomasz Wasilewski
Guión: Tomasz Wasilewski
Reparto: Julia Kijowska, Magdalena Cielecka, Dorota Kolak, Marta Nieradkiewicz, Andrzej Chyra
Fotografía: Oleg Mutu
Duración: 104 Min.
El desamor tiene tantos años como la humanidad; no es nada nuevo. Sin embargo, las circunstancias socio-políticas que lo han rodeado siempre han sido diferentes y, de un modo u otro, han determinado sus consecuencias. En el tercer largometraje de Tomasz Wasilewski, dos amores imposibles y un amor no correspondido son protagonizados por tres mujeres que, tras la caída del yugo comunista en Polonia, reflejan el sentir de una sociedad que no sabe cómo ejercer su recién recobrada libertad. Ante la impotencia del deseo insatisfecho se aferran a la opción de la venganza pasiva, una revancha que ni siquiera perpetran activamente y que no contribuye a su felicidad.
Si bien es cierto que en las imágenes de Estados Unidos del amor no se aprecia la intención de una crítica política, en su narración sí se advierte una metáfora que invita a contemplar el contexto como un condicionante más de su desarrollo argumental. Evidentemente estamos ante una película oscura y pesimista que supura angustia existencial en cada fotograma. Desde la primera secuencia, la fotografía indica el tono que dominará la narración: una paleta de colores completamente desaturada parece anunciar la falta de esperanza e ilusión que regirá la andanza de sus tres protagonistas.
Bajo esa estética apagada y carente de vitalidad se ocultan pasiones incontrolables que no consiguen escapar del interior de sus personajes. Muy en consonancia con ese país que, a pesar de haber dejado atrás una de sus páginas oscuras más recientes, se asemeja al pájaro que no asimila la posibilidad de traspasar la puerta abierta de su jaula. En pos de fortalecer la austeridad de la propuesta, Wasilewski prescinde de la música extradiegética y recurre al empleo del sonido natural para expresar el tormento de unas protagonistas que no encuentran una vía de escape a su frustración.
En cuanto a la estructura argumental del film, el director opta por el esquematismo. Dividida en tres segmentos sutilmente conectados, Estados Unidos de amor adolece de los baches rítmicos que suelen afectar a las películas episódicas. En este sentido el segmento más satisfactorio es el tercero, que acertadamente vincula a dos de sus personajes femeninos y ofrece los momentos más inspirados del film. No obstante, como historias individuales cada una de ellas hace gala de una gran consistencia y un excelente pulso narrativo gracias a la intensa dirección de Tomasz Wasilewski, que siempre sabe dónde colocar la cámara y cómo oxigenar sus planos.
A pesar de su contexto histórico, la película propone una visión moderna de la mujer: Agata, Iza, Renata y Marzena son trabajadoras que rechazan el conformismo como estilo de vida y los roles asignados por una sociedad patriarcal. Y lo hacen a través de su sexualidad, reivindicada por el director al exponer unos cuerpos desnudos que no necesariamente responden a los cánones dictados por las revistas de moda y reivindicada por unos personajes femeninos que asumen la iniciativa en la demanda de sus necesidades más íntimas. En Estados Unidos del amor son los hombres los que traicionan, los que no satisfacen, los condenados a un papel secundario en la narración; porque en el cine del polaco la traición, la insatisfacción y la profundidad de campo no están reservadas para la mujer.
Puede que, en Estados Unidos del amor, Tomasz Wasilewski haya reproducido la Polonia que le vio nacer desde un punto de vista demasiado tétrico. Sin embargo, en sus imágenes se atisba el germen de un cambio social, hasta el punto de intuir en las improbables secuelas de esta película, que estarían dedicadas a seguir las vidas de Iza, Renata, Marzena y Agata, un mundo progresivamente conquistado por colores crecientes en intensidad y manifestaciones públicas de emociones tan privadas como dignas de ser compartidas con el resto de la sociedad.
Carlos Fernández Castro