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Hedwig and the Angry Inch (2001)

Nota: 7

Dirección: John Cameron Mitchell

Guión: John Cameron Mitchell (sobre su propia obra)

Reparto: John Cameron Mitchell, Michael Pitt, Miriam Shor, Alberta Watson, Stephen Trask

Fotografía: Frank G. de Marco

Música: Stephen Trask

La obra que nos ocupa sí es verdaderamente transgresora, mucho mas que otras películas que algunos sectores de la crítica intentan vendernos como tales.  Disfrazándola de magnífico musical, John Cameron Mitchel nos cuenta la historia de Hedwig, un ser en busca de si mismo y que intenta aceptarse tal y como es. Para ello, el director utiliza diversos y muy acertados flashbacks, que nos relatan, de una manera muy imaginativa a través de una estética muy original, todas las vivencias y experiencias del protagonista hasta llegar a ser quien es.

Como bien sabemos, existen diferentes tipos de musicales, y este no bebe precisamente de los realizados por Minelli o Donen; en esta obra, los números musicales se instrumentan mediante diversas actuaciones del grupo de rock de su protagonista, en los lugares mas insospechados. Y la verdad es que son todo un acierto, tanto por la puesta en escena, como por las letras de las canciones, que hacen avanzar la historia en todo momento, a través de un lenguaje muy poético e ingenioso. Mitchell las utiliza para que Hedwig hable sobre su vida y muestre su interior a todo el que quiera escucharle.

En ocasiones, «Hedwig and the Angry Inch» consigue que se nos ponga la piel de gallina pensando en la peculiar sexualidad de su protagonista. Pero mas allá del tema sexual, lo que realmente pretende Mitchel es algo muy parecido a lo que planteaba Neil Jordan en «Juego de Lagrimas» (The Crying Game): ¿Cual es la verdadera naturaleza del amor? ¿Qué importancia tiene el sexo en una relación amorosa?. Evidentemente, la obra de Jordan sigue pareciéndome bastante superior, pero la propuesta de Mitchel es, cuando menos, interesante, aunque solo sea por su formato y por algunos momentos que perduran en la memoria como los primeros años de infancia de Hedwig en Alemania o la animación utilizada para acompañar a la canción «The Origin of Love».

No es una película para tomársela en serio ni mucho menos; sobre todo si reparamos en la estrambótica historia de amor entre Hedwig (John Cameron Mitchel) y Tommy Gnosis (Michael Pitt), oscilando siempre entre el drama y el esperpento. Pero el mensaje final sí pretende serlo. Hedwig, a través de sus canciones, insiste en su obsesión por encontrar el amor, su otra mitad que le complemente; lo que va descubriendo a lo largo del metraje, es que para emprender esa búsqueda, primero tiene que encontrarse a si mismo.

En cualquier caso, «Hedwig and the Angry Inch» nunca supone una pérdida de tiempo; es una de esas películas difíciles de olvidar, ya que este tipo de propuestas no abundan en el encorsetado cine actual.

Si te gustó Michael Pitt, no te lo pierdas en: «Soñadores» de Bertolucci (2003), «Last Days» de Gus van Sant (2005) y «Funny Games» de Michael Haneke (2007).

Si te gustó «Hedwig and the Angry Inch», quizás te guste: «Juego de Lágrimas» de Neil Jordan (1992), «C.R.A.Z.Y.» de Jean Marc Vallee (2005), «Desayuno en Plutón» de Neil Jordan (2005) .

Carlos Fernández Castro

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