Un Toque de Violencia (Tian zhu ding) (2013)
Nota: 8
Dirección: Jia Zhangke
Guión: Jia Zhangke (Novela: Su Tong)
Reparto: Jiang Wu, Meng Li, Lanshan Luo, Baoqiang Wang, Jiayi Zhang, Tao Zhao
Fotografía: Yu Likwai
Duración: 130 Min.
Después de siete años realizando documentales, era inevitable que el cine de ficción de Jia Zhangke se viera afectado de alguna manera. El realismo de sus historias y contextos permanece, mientras que el cariz poético de anteriores trabajos cede protagonismo a una voluntad ferozmente crítica. Asimismo, la parsimonia narrativa es sustituida por un ritmo más directo, sintético, y necesario por la naturaleza fracturada de su nuevo trabajo.
«Un Toque de Violencia» está dividido en cuatro relatos en los que un elemento común, la violencia, sirve como telón de fondo para realizar una despiadada crónica de un país ahogado en la acumulación de injusticias y en unas tradiciones tan trasnochadas como perversas. Contrariamente a lo que suele suceder en este tipo de producciones, la íntima cohesión entre sus diferentes historias, hace posible un conjunto sólido y sin fisuras, que sorprende por el atrevimiento de sus denuncias en un régimen tradicionalmente censor.
La mayor parte de los protagonistas de esta película no están acostumbrados a usar armas de fuego, descuartizar a sus víctimas, o perseguir incansablemente al asesino en serie más peligroso del país. Se trata de personas normales, para las que la violencia acaba siendo la única válvula de escape frente a situaciones extremas, o la materialización de la gota que colma el vaso por la acumulación de afrentas y vejaciones. En ningún caso es empleada como el instrumento al que numerosos cineastas orientales recurren para atraer la atención del espectador.
Violencia contra la ceguera e inoperancia de la justicia, violencia como medio para ganarse la vida, violencia como recurso para defender la integridad física, violencia como única vía de escape ante un deprimente contexto social y laboral. Jia Zhangke propone preguntas difíciles de responder: ¿por qué este protagonismo de la violencia en una potencia supuestamente emergente? Quizás porque China no es el país que su gobierno pretende hacernos creer. Los cuatro episodios de «Un Toque de Violencia» denuncian la supervivencia y el excelente estado de salud del caciquismo en pleno SXXI, la indignante permisividad del poder ante determinadas prácticas delictivas, el sometimiento de la mujer a la voluntad del hombre…
Jia Zhangke también denuncia los brutales contrastes entre la China rural y la China industrial, dos versiones de un mismo país que insinúan la imposibilidad de una transición entre el pasado y el presente. Campesinos trabajando en huertos tradicionales comparten plano con majestuosos rascacielos que observan impasibles este injustificable anacronismo. ¿Cuánto más se puede tensar la cuerda?
Al contrario que su anterior film, «Un Toque de Violencia» es una tormenta permanentemente a punto de estallar. Tras la impactante secuencia inicial, el espectador cae en un estado de calma tensa, tan sólo interrumpido por varios latigazos de intensidad. Las cuatro historias que componen el film avanzan hacia unos desenlaces inevitablemente trágicos, en los que el director renuncia a la previsibilidad. La violencia adopta formas diferentes e inesperadas en cada relato, pero siempre es consecuencia lógica de la narración previa.
Con este nuevo trabajo, Jia Zhangke logra que nos sintamos identificados con todos sus personajes. El director chino habla de una violencia universal que todos comprendemos, mucho más presente en nuestra sociedad de lo que nos gustaría admitir. Sorprende comprobar que algo tan doloroso como «Un Toque de Violencia», sea tan gozoso desde el punto de vista cinematográfico. Curiosamente, los contrastes que muestra la película se trasladan fácilmente al sentir del espectador. Así que no te asustes si al terminar la proyección, la película salta de la pantalla para acompañarte a casa; a veces ocurre.
Carlos Fernández Castro
http://youtu.be/v-OAd-qsXc8