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Qué Difícil es ser un Dios (Trydno byt bogom) (2014)

que difícil es ser un DiosNota: 7,5

Dirección: Aleksey German

Guión: Svetlana Karmalita, Aleksey German (Novela: Roman y Arkadiy Strugatskiy)

Reparto: Leonid Yarmolnik, Aleksadr Llyin Jr, Yuriy Tsurilo, Yevgeni Gerchakov, Aleksandr Chutko

Fotografía: Vladimir Ilin, Yuri Klimenko

Duración: 177 Min.

Algunas películas tan sólo necesitan una excusa argumental para justificar su existencia. Es el caso de ‘Qué Difícil es ser un Dios‘, último trabajo que realizó Aleksey German durante los diez últimos años de su vida. Sus imágenes representan una visita guiada por Arkanar, un planeta muy similar a la tierra, anclado en algo parecido a nuestra Edad Media. El espectador se erige en un testigo privilegiado de una realidad anacrónica, que bien podrían haber sufrido nuestros ancestros y que hiere la sensibilidad por su extremada crudeza.

En Arkanar todo es suciedad, podredumbre, perversión, miseria. El arte y la cultura son perseguidos. El derecho a la vida viene determinado por la categoría social. Abusos de todo tipo están a la orden del día. La muerte aguarda en cualquier esquina. La compasión, el respeto y la educación son artículos de lujo que pocos se pueden permitir. ¿Quizás una alegoría de la Rusia actual? Aleksey German transporta la retina del espectador al objetivo de su cámara, convirtiendo las imágenes de ‘Qué Difícil es ser un Dios’ en una representación fidedigna de lo que sería nuestra mirada en semejante contexto. Al igual que los científicos que se desplazan a ese extraño planeta para analizarlo, observamos el desarrollo de los acontecimientos con curiosidad, asombro, y congoja.

fotograma de Qué difícil es ser un Dios

Estamos ante una película difícil de recomendar, que rechaza la descripción argumental y huye del clasicismo. Seguimos los pasos del protagonista (un científico tomado por hijo ilegítimo de Dios) sin vislumbrar un destino aparente, con la sensación de estar presenciando una pesadilla demasiado real, en la que el hombre moderno apenas tendría opciones de sobrevivir.

Todas estas sensaciones son potenciadas por un diseño de producción portentoso y una impactante fotografía en blanco y negro, que nos permiten oler el repugnante hedor de sus localizaciones, sentir la humedad de su ambiente, tocar las texturas de un mundo tan repulsivo como fascinante, sentir el peligro de las constantes amenazas que acechan a los protagonistas. La minuciosa planificación de German, basada en admirables planos secuencia, proporciona una percepción intensa y real de su atmósfera opresiva.

fotograma de Qué difícil es ser un Dios

‘Qué Difícil es ser Dios’ es una experiencia única, una película con vocación de obra minoritaria. Su escala de grises responde a la ausencia de buenos y malos en su narración, de moralejas, o de mensajes grandilocuentes que tanto gustan al espectador medio. Quién no esté dispuesto a mancharse de barro y recrearse en las miserias más despreciables del ser humano, no debería ver esta película. No obstante, todo el sufrimiento que implica su visionado, será recompensado por la calidad cinematográfica de sus imágenes y el impacto de haber presenciado en primera persona una historia de otra época.

Carlos Fernández Castro

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