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Sácame del Paraíso (Wanderlust) (2012)

Nota: 5

Dirección: David Wain

Guión: David Wain, Ken Marino

Reparto: Jennifer Aniston, Paul Rudd, Justin Theroux, Alan Alda, Malin Ackerman

Fotografía: Michael Bonvillain

Duración: 98 Min.

Hace un par de meses irrumpía en nuestra cartelera una excelente película que narraba la traumática experiencia de una joven que, escapando del «mundo real» y de sus inclemencias, acababa en una especie de peligrosa comuna hippie, para posteriormente huir y buscar cobijo en su anteriormente repudiada familia convencional. El titulo de esta brillante película indie es «Martha Marcy May Marlene«, y su argumento guarda abundantes similitudes con el de la cinta que nos ocupa.

Evidentemente, la película de Sean Durkin no comparte tono ni público objetivo con la nueva comedia de Jennifer Aniston, aunque sí podríamos calificarla como su reverso tenebroso. Aún tratándose de la penúltima apuesta de la factoría Apatow -antaño un sinónimo de calidad-, «Sácame del Paraíso» (ver ficha completa en Sensacine) no es tan atrevida e irreverente como cabría esperar; David Wain, a pesar de partir de una premisa realmente interesante y apuntar ideas que merecerían ser desarrolladas en profundidad, se centra en lo meramente banal, impregnando el film de un aire tristemente mediocre.

Como apuntábamos en su momento, el cine independiente americano está recogiendo en sus películas el pesimismo reinante en nuestra sociedad actual a través de todo tipo de historias a cual más aterradora (Take Shelter, Martha Marcy May Marlene); mientras tanto, las grandes productoras, si bien empiezan a mostrar tímidamente el malestar general, no se atreven a dar luz verde a proyectos que lo traten sin tapujos. «Sácame del Paraíso» es un claro ejemplo de ello, un «quiero y no puedo» que hace el amago de abordar temas como la precariedad laboral y la desorientación vital que provoca el modelo de sociedad actual, para acto seguido desviar la atención con numerosos chistes fáciles y situaciones cómicas infinitamente estiradas.

Desgraciadamente, hay que escarbar demasiado en «Sácame del Paraíso» para sacar conclusiones interesantes más allá de la comedia que plantea su director; probablemente su intención consistía en arrancar alguna que otra carcajada del espectador, y las reflexiones que servidor apuntaba en líneas superiores son simplemente el deseo de sacar algo en claro de una película alarmantemente cobarde. No puedo pasar por alto la simpleza de alguno de sus mensajes, que los tiene: los ricos son infelices a pesar de que puedan obtener cualquier bien material a través del dinero; los hippies son gente amable y eminentemente espiritual, que vive en paz con la naturaleza; a veces, las cosas salen mal, pero si tienes un poco de paciencia siempre sale el sol… Podría seguir enunciando estereotipos contenidos en esta película, pero creo que estos ejemplos son suficientemente representativos.

A pesar de todos sus defectos, «Sácame del Paraíso» es capaz de provocar alguna que otra sonrisa gracias al buen hacer de Paul Rudd, un actor tan dotado para la comedia como para elegir proyectos intrascendentes. Sin embargo, los mejores momentos cómicos vienen sorprendentemente de la mano de un irritante Ken Marino (también co-guionista del film) y un antológico Justin Theroux, uno de los protagonistas de «Mulholland Drive» y actor al que habíamos perdido la pista en los últimos tiempos (al menos en papeles relevantes); su actuación es sencillamente estelar, interpretando a un gurú hippie (el reverso luminoso de John Hawkes en «Martha Marcy May Marlene») pasado de vueltas, desinhibido y arrolladoramente carismático.

Por una vez en la vida, tanto el cine comercial (Hollywood) como el independiente (Off-Hollywood) parecen lanzar el mismo mensaje: «cuidado con los hippies; pueden parecer muy amables y acogedores, pero sus líderes son ambiciosos…». Pero no nos llevemos las manos a la cabeza; al final, ambas facciones son perfectamente distinguibles; los abanderados del cine más independiente acaban rematando la faena con consignas más revolucionarias del tipo: «Vuelve al rebaño¿qué mejor que tu vida de siempre, manipulada por el capitalismo y los medios de comunicación? Vivir alienado no está tan mal al fin y al cabo». En fin, como decíamos anteriormente, mejor no profundizar, no vaya a ser que una película simplemente irrelevante consiga encabronarnos.

Carlos Fernández Castro

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