Una Chica vuelve a Casa Sola de Noche (A Girl Walks Home Alone at Night) (2014)
Nota: 7,5
Dirección: Ana Lily Amirpour
Guión: Ana Lily Amirpour
Reparto: Sheila Vand, Arash Marandi, Dominis Rains, Marshall Manesh, Mozhan Marnò, Milad Eghbali
Fotografía: Lyle Vincent
Duración: 100 Min.
«Falta de profundidad” y “escasas pretensiones narrativas” serán los principales argumentos que encontrareis en los textos de quienes no comulguen con la propuesta de ‘A Girl Walks Home Alone at Night’. Debido a su ritmo parsimonioso, a sus actores desconocidos, y a la ausencia de un argumento convencional, el debut de Ana Lily Amirpour ha tardado más de un año en llegar a nuestro país. Y mucho me temo que la dificultad con la que se ha hecho un hueco en nuestra cartelera será inversamente proporcional a la facilidad con la que la abandone.
Para disfrutar ‘A Girl Walks Home Alone at Night’, es aconsejable consentirle su exceso de personalidad. Desde las primeras imágenes, Amirpour exige la confianza del espectador a cambio de penetrar en un mundo tan oscuro como decadentemente bello. Delincuencia, desigualdades sociales, adicciones letales…todo invita a abandonar esta visita guiada por las calles de Bad City, excepto el contradictorio preciosismo de su tratamiento visual.
De sus imágenes, no se deduce un especial interés en el estudio de los personajes o en la innovación de las estructuras narrativas. Apenas intuimos el pasado de Arash, y menos aún el de «la chica-vampiro», cuyo nombre ni siquiera llegamos a conocer. Asimismo, asistimos a la clásica historia de amor «chico conoce a chica», que valientemente renuncia a los «chico pierde chica» y «chico recupera chica» para aderezar el argumento.
El hecho de que ‘A Girl Walks Home Alone at Night’ sea una apuesta eminentemente formal, no implica una renuncia a todo aquello que se encuentre al margen del esteticismo visual. Simplemente delata el arrojo y la clarividencia de Ana Lily Amirpour, una debutante más interesada en la creación de atmósferas que en el desarrollo de una narración convencional. De hecho, la raquítica historia de amor entre los dos protagonistas, no es mas que una excusa para abordar conceptos como la soledad y la marginación.
Efectivamente, la ópera prima de Ana Lily Amirpour no destaca por la originalidad de su argumento. Sin embargo, es posible que pocos directores hubiesen sido capaces de expresar tantas y tan intensas emociones, ajustándose a las escasas líneas de su guión. Películas como ‘A Girl Walks home Alone at Night’ son incapaces de ocultar la verdadera dimensión del cineasta que hay detrás de sus cámaras. Y en este caso concreto, el talento de la directora iraní se hace notar en cada una de sus imágenes.
Que duda cabe que el asombroso blanco y negro de Lyle Vincent contribuye al impacto visual de la película, pero no es el máximo responsable de la magia que desprenden algunas de sus secuencias. Amirpour exhibe un control innato del silencio, el espacio y el tiempo en su planificación, otorgando una carga espiritual a planos que inicialmente no deberían llamar la atención por su contenido. No asistimos a conversaciones sesudas ni llegamos a conocer la psicología de sus personajes, pero ¿quién quiere explicaciones o diálogos redundantes cuando el cine de esta joven directora habla a través de la imagen e invita a escuchar a través de los ojos?
Carlos Fernández Castro