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Crónica desde el 62 Festival de Cine de San Sebastián (27 de Septiembre de 2014)

Mientras esperamos a la ceremonia de entrega de premios, apuramos nuestra última jornada en la 62 Edición del Festival de Cine de San Sebastián. Nada de fiestas o celebraciones, sino cine, más cine. Iniciábamos el día con la ilusión de ver la última ganadora del premio a mejor ópera prima en el Festival de Berlín 2014, pero previamente teníamos que pagar el peaje de ver la película que justificaba la presencia de Benicio del Toro como ganador del premio Donostia como reconocimiento a su carrera. También nos esperaba una grata sorpresa, que resulto ser ingrata, para dejar San Sebastián con un buen sabor de boca: la proyección de la película ganadora al premio Nuevos Directores. Como siempre, repasamos las tres películas del día:

Escobar: Paraíso Perdido (Andrea di Stefano, sección Perlas), por Carlos Fernández Castro

Escobar- Paradise Lost (Foto película) 6998

Seamos sinceros, cuando se decidió otorgar a Benicio del Toro el Premio Donostia como reconocimiento a su carrera, la última película en la que había participado ni era la más adecuada para rendirle semejante homenaje, ni estaba protagonizada por el actor portorriqueño. Eso sí, cada vez que aparece en la gran pantalla, da la razón a los organizadores del Festival con su talento y su desbordante y trasnochado carisma. La película está claramente dividía en dos partes. La primera es rutinaria y mediocre. El director nos ofrece un paseo por lugares comunes que a día de hoy resultan demasiado familiares. Un romance en un contexto que en principio parece exótico e ilusionante, y que según transcurre en los minutos se convierte en el idóneo para perder la vida de un disparo en la cabeza. Sin embargo, los últimos cuarenta minutos suponen un notable ejercicio de suspense que, si bien no aporta nada nuevo, demuestra que su director sabe mantener la atención del espectador y tienen sentido del espectáculo, un bien escaso en el cine actual. Una película que se ve sin esfuerzo, y que sin esfuerzo desaparece de tus recuerdos.

Güeros (Alonso Ruizpalacios, sección Horizontes Latinos), por Carlos Fernández Castro

Güeros (Foto película) 6043

La segunda película del día escondía una de las grandes satisfacciones de esta 62 edición del Festival de Cine de San Sebastián. Si bien llegaba con el premio a la Mejor Ópera Prima en el Festival de Cine de Berlín bajo el brazo, pocos esperábamos una obra tan refrescante y con tanta personalidad por parte de un debutante. Su maravilloso blanco y negro que refleja una realidad diferente a la que conocemos, su 4:3 que reivindica un formato en alza (Ida, Jauja) que nunca debió haber pasado de moda, y un argumento con el espíritu de la scorsesiana «Jo qué Noche», hacen de «Güeros» una de esas películas que refuerzan la cinefilia de cualquier amante del Séptimo Arte. En ella se abordan temas tan dispares como el espíritu reivindicativo de la juventud o el miedo que todos tenemos a enfrentarnos a nuestros demonios. Pero por encima de todo, el muy recomendable debut de Alonso Ruizpalacios es un canto al azar y a la pasión que deberíamos invertir en alcanzar nuestros objetivos. En definitiva, ganarse el derecho a afirmar «estoy vivo».

The Lesson (Kristina Grozeva y Petar Valchanov, sección Nuevos Directores), por David Rubio Lucas

El Premio Nuevos Directores iba a ser la sorpresa negativa del día. La película búlgara, escrita y dirigida por Kristina Grozeva y Petar Valnachov es un desatino en continuo in crescendo; de esas en las que el guión está tan burdamente forzado, que no produce más que sonrojo y la insana curiosidad de intentar averiguar dónde estará el límite a tanto despropósito. Y créanme que no lo averiguas hasta el mismísimo último minuto. Un compendio de planos sin sentido, por supuesto con la cámara persiguiendo a la protagonista: de la casa al coche, del coche al trabajo, del trabajo al coche, del coche a casa…y así por siempre jamás. Para olvidar.

Carlos Fernández Castro y David Rubio Lucas

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