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Crónica desde el Festival de Cannes (16-05-2013)

L’argent, toujours l’argent

Si comentábamos ya en nuestro artículo de introducción al Festival de Cannes que el dinero es el amo y señor en esta pequeña villa de la Costa Azul de Francia, este año parece más claro aún, porque los billetes de dólar no tienen la cara de Pepe Isbert (como cuando se presentó hace ya muchos años “Bienvenido, Mister Marshall”), sino la de “El Gran Gatsby”.

Y digo “El gran Gatsby” y no Leonardo di Caprio, porque el nombre de la película es el que “engalana” (o más bien “simplifica”) todo el comienzo del festival. Bailarines recorriendo las calles e invitando a los turistas (muchos de ellos a la caza del famoso) a subirse y hacerse fotos en coches de época, un hotel (el Carlton) cuya fachada queda completamente tapiada por la publicidad de la película, incluso parece como si la obligación de ir vestido de etiqueta (smoking para ellos, vestido de gala para ellas) a las sesiones de la tarde estuviera hecha a propósito para la presentación de la película.

Con esta apertura (fuera de competición, a Dios gracias) tan completamente hollywoodiense se termina convirtiendo el primer día del Festival de Cannes en una especie de “pase de prensa” lejos de casa. Porque una película que ya han visto varios millones de estadounidenses no es un estreno serio para Cannes, menos cuando se trata de una demostración por parte de Baz Luhrman de que, después de “Australia”, puede volver al estilo “Moulin Rouge” y aplicárselo sin ningún tipo de complejos a “El gran Gatsby”. Así es la nueva película protagonizada por “Leo” (grito de histerismo que se escuchaba por todo Cannes), cuyo 3D se justifica por poco, sus fiestas con música actual recuerdan a las locuras de “Moulin Rouge”, su desarrollo a la clásica historia de romanticismo decimonónico que tantas veces hemos visto y la sensación final es de entretenimiento vacuo, más vacuo conforme más tiempo pasa de verla.

Pero eso no es lo único que ha pasado en el entorno de un festival que di Caprio ha declarado abierto. En el mercado se confirman algunas sensaciones, como la de que Brasil tiene mucho dinero para apoyar el cine. Por otro lado, nos hemos encontrado la promoción que Puerto Rico hace de su país para rodar, con todo tipo de facilidades y además incentivos fiscales (lo que en España se ha negado a hacer el gobierno, salvo una ley que no funcionaba y que acaba de prorrogar). Y por último, en España sólo se habla de irse fuera, de hacer coproducciones internacionales.

El festival, en cualquier caso, sólo acaba de comenzar, hay películas con muy buen aspecto que aún tenemos que ver (y muchas de ellas aún no tienen distribuidor en España), hay muchos acuerdos por cerrar entre vendedores y compradores, quedan muchas fiestas por celebrar, muchas presentaciones de festivales, cortometrajes, incluso helados, etc. Se llama Festival de Cannes, es muy famoso porque se lo ha trabajado mucho, porque a sus sesiones de tarde es obligado ir de etiqueta y porque a veces ha sabido premiar a películas que se nos han agarrado a las entrañas, no debemos tener prisa en disfrutar el buen cine que pueda venir, porque si realmente es bueno durará mucho, mucho más que las lluvias que han deslucido la alfombra roja de hoy. Es importante el cine, más importante es el amor.

Antonio Peláez (Director de Radiocine)

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