64 edición del Festival internacional de cine de San Sebastián (Crónica del 18 de septiembre)
El domingo es un día importante en el Zinemaldia. La industria cinematográfica se levanta tras la resaca de la inauguración y el frenético sábado para aprovechar el que para muchos es el último día del festival antes de volver a sus obligaciones de la semana. Pero también es un día difícil para asistir a proyecciones, las largas colas colapsan las entradas y la persistente lluvia no cala el ánimo de los espectadores y asistentes en busca de esa joya prometida. Por todo esto último nos hemos dado un paseo por la sección Perlas.
Vivir y otras ficciones (Sección oficial), por Mateo Sánchez Martínez
Entre una pseudo secuela de El taxista ful y una profundización en la temática de Fake orgasm, el nuevo largometraje del catalán Jo Sol funciona como convergencia de sus dos anteriores trabajos. Exploración del imaginario sexual entre las personas discapacitadas, la película no presenta ningún interés más allá de lo novedoso de la propuesta, y viendo la simpleza de su desarrollo quizás habría resultado más adecuado plantear la problemática en otro formato menos comprometido con la consistencia argumental.
Yo no soy Madame Bovary (Sección oficial), por José Félix Collazos
Película china que relata las aventuras de una mujer que se enfrenta al aparato comunista de su país para demostrar la falsedad de un divorcio pactado con su marido. La intención: conseguir otro piso. El resultado: ser engañada por éste, que se vuelve a casar. Asistimos a una (aparente) irracional y esforzada lucha contra el sistema durante una década, que también se eterniza en la pantalla a pesar de su gusto por el encuadre y una arriesgada elección de formato que se alterna entre el círculo y el cuadrado.
Nocturama (Sección Oficial), por José Félix Collazos
Unos inquietantes primeros veinte minutos de buen cine que se malogran rápidamente en el grueso principal de la película; una cinta «maldita» sobre un atentado realizado por adolescentes que aterroriza París y que, rechazada en otros festivales, ha encontrado su hueco en la Sección Oficial. Injustificada en su desarrollo, pretenciosa en su forma, este alargado y tedioso videoclip ofrece bajo su apariencia «moderna» mucho menos de lo que promete. Fuegos artificiales y una forma de afrontar un problema candente con una frivolidad que escocerá a muchos. Para algunos, una «obra» valiente y representativa de nuestra sociedad y tiempo. Para otros, una nadería con pretensiones y metáforas obvias y sonrojantes. La primera polémica del Festival.
Florence Foster Jenkins (Ciclo Perlas), por Mateo Sánchez Martínez
Realizador experimentado en biopics, Stephen Frears sabe alejarse de la tentadora bufonada circense para contarnos la historia de «la peor cantante de ópera del mundo» desde la ternura y la pasión que envuelven cada escena de esta película. Secuela espiritual de Mrs. Henderson presenta, la vida de Madame Jenkins es una dramedia sutil y elegante cuya falta de profundización en la psicología de los personajes llegaría a resultar un lastre de no ser por el espectacular apartado actoral. Estamos pues ante una plataforma para el descarado lucimiento de unos Hugh Grant y Meryl Streep inmejorables, que le ponen la guinda a un conmovedor entretenimiento sobre el autoengaño y el amor por la música.
