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Dr. Horrible’s Sing-Along Blog (2008): los supervillanos también cantan

¿Y si en lugar de hablando nos comunicáramos cantando? De esta manera, quizás sería más fácil pedir una cita a la chica de nuestros sueños o solicitar nuestra incorporación al club del que siempre quisimos formar parte. Por el momento, nos hemos atrevido a reivindicar melódicamente nuestros derechos en las manifestaciones. Poco más. Sin embargo, el séptimo arte lo tuvo claro desde el primer momento: en cuanto adquirió la capacidad de hablar, la empleó para entonar una melodía que dejó con la boca abierta al respetable (El cantor de Jazz, 1927). Y a pesar de que el musical no viva su mejor momento en la actualidad, Dr. Horrible’s Sing-Along Blog demuestra que sus posibilidades siguen siendo extraordinarias, incluso para cuestionar metafóricamente tanto el status quo mundial como el hollywoodiense.

Dr. Horrible's sing-along blog

Lástima que, asimismo, se trate de un género tan difícil de gestionar. Tal es así que aunque Joss Whedon contara previamente con experiencia en el musical (recordemos el capítulo monográfico de Buffy, cazavampiros) y en las producciones por entregas, parece encontrarse algo incómodo con las peculiaridades que plantea el formato de esta miniwebserie de tres capítulos. A causa de ello, el arranque de Dr. Horrible’s Sing-Along Blog adolece del ritmo necesario para captar la atención del espectador y su desenlace es víctima de una cierta precipitación que descarta el buen sabor de boca tras su visionado. Aún así, tanto el segundo acto como la transiciones que vertebran la serie gozan de un excelente tempo y, de alguna manera, compensan los defectos mencionados en líneas superiores.

Bien cierto es que el interminable plano fijo que abre Dr. Horrible’s Sing-Along Blog invita a cerrar la sesión del ordenador. Sin embargo, tras varios minutos de zozobra obtenemos la recompensa de un primer capítulo repleto de momentos hilarantes y de canciones que no solo se integran con fluidez en el argumento sino que lo hacen avanzar de una manera ingeniosa y sorprendente. Del estatismo inicial pasamos a la alternancia entre el mundo real y el mundo imaginario del protagonista (Neil Patrick Harris confirma la habilidad para bailar y cantar que ya había mostrado en la gala de los Tony y en la serie Cómo conocí a vuestra madre), que nos sumerge en un romance esquivo con los estereotipos habituales y en un universo de personajes con superpoderes que no encajan en la clásica división entre el bien y el mal.

Wheddon aprovecha las secuencias musicales para extraer comicidad de situaciones cotidianas que, a priori, no serían susceptibles de arrancar la sonrisa del espectador. Asimismo, se imbuye de la imaginación que suele caracterizar la puesta en escena del género y busca soluciones visuales que tan pronto recurren a las escotillas de las lavadoras como a la ridiculización de unos superhéroes que parecen fuera de lugar en una cafetería, en un salón de actos o en una lavandería. En definitiva, el secreto del director radica en su capacidad para reinventar fórmulas clásicas, como volvería a repetir en su revisión de Mucho ruido y pocas nueces, y venderlas como propuestas novedosas que, en el caso de Dr. Horrible’s Sing-Along Blog, piden a voces un formato más adecuado: el largometraje.

Carlos Fernández Castro

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