The Turin Life: Bela Tarr y Claire Denis discuten a golpe de imagen

‘El caballo de Turín‘ (Bela Tarr, 2011) concluye en un apocalíptico fundido a negro que anuncia el fin de su universo particular y, tal vez, de la existencia en general. Justo antes de la irrupción de los títulos de crédito, los ojos del espectador bucean en la oscuridad más absoluta, tras haber visto desaparecer a los dos protagonistas del film entre las fauces de unas sombras hambrientas. No hay esperanza. Nunca la hubo. Por muy triste que parezca, con el fin también desaparece el peso de la miseria.

Por el contrario, el último plano de ‘High Life‘ (Claire Denis, 2018) es inundado por una luz amarilla que se transforma progresivamente en un blanco cegador, rebosante de esperanza y, tal vez, de nuevos dilemas que resolver. Ante la inminente llegada a un agujero negro, los protagonistas afrontan su futuro inmediato con incertidumbre pero también con determinación, a pesar de los obstáculos que puedan encontrar en su camino. Uno de ellos pregunta «Shall we?» y el otro responde afirmativamente.

Se trata de dos desenlaces que comparten mucho más que sus fundidos finales (aunque sean a diferentes colores): los dos están protagonizados por padre e hija y dibujan atmósferas claustrofóbicas. Asimismo, sus contextos son conceptualmente muy similares. Sin embargo, los estados de ánimo a los que remiten son diametralmente opuestos. Parece como si el optimismo de ‘High Life‘ respondiera al pesimismo de ‘El caballo de Turín‘. Más que un diálogo entre ambas películas, se establece una apasionante discusión sobre las diferentes perspectivas vitales de sus directores.