En los 90 (Mid90s, 2018)
Nota: 8
Dirección: Jonah Hill
Guion: Jonah Hill
Reparto: Sunny Suljic, Katherine Waterston, Lucas Hedges, Alexa Demie, Na-kel Smith, Olan Prenatt, Gio Galicia
Fotografía: Christopher Blauvelt
Duración: 84 Min.
La de los 90 fue una década compleja y difícil de digerir. Tanto es así que sus verdaderos hijos siempre quisimos pensar que pertenecíamos a la década anterior. En definitiva, cambiar la rabia y la oscuridad por las luces de neón de los 80. Y es que nacer a finales de los 70 supone haber vivido la adolescencia en los diez últimos años del siglo XX, circunstancia que define el carácter de cualquier persona. Claro que no es igual hacerlo en la Vallecas de aquellos tiempos que en un barrio marginal de Los Ángeles.
El rollo de los skaters y el inconformismo tardarían en llegar a España, como todo lo que se importa de los Estados Unidos. Durante aquella época, éramos testigos de lo que se cocía al otro lado del charco a través de un cine adolescente que siempre ha sido fiel a la realidad: Richard Linklater con Slacker, Gus van sant con Mi Idaho privado, Alexander Payne con Election… Por eso, a todos los que mamamos aquel cine, nos resulta tan familiar la propuesta de Jonah Hill.
Y en cierto modo, puede que no aporte novedades significativas respecto al retrato de aquella época. Sin embargo, sí hace gala de una autenticidad convincente e inmersiva. Lograda la actitud, lo demás es secundario. Y En los 90 está sobrada de actitud y descaro. En esta época se señala directamente a los padres como causantes de las enfermedades de esta nueva juventud desnortada y decepcionada. Tal es así que la madre del protagonista, por no hablar de la del resto de personajes, goza de un protagonismo testimonial a lo largo del film, al igual que en la vida de su hijo menor.
No así en las múltiples conversaciones de estos skaters precoces, que son plenamente conscientes del origen de sus males, pero no tienen la suficiente madurez como para escapar de las peligrosas tentaciones que la vida pone a su disposición. Placeres envenenados, fáciles de satisfacer e impropios de un chaval de trece años. A través de estos contrastes, Jonah Hill representa la trampa que retiene a Stevie en un mundo de drogas, sexo y violencia. En este sentido, la música y el montaje cumplen un papel fundamental a la hora de apoyar la expresividad de los movimientos de cámara.
Por eso Mid 90s desprende ese naturalismo y transmite las sensaciones que todos los que vivimos esa década experimentamos cuando recorrimos ese oscuro y tormentoso camino que arrancó con el Bossanova de los Pixies y concluyó con el The Fragile de Nine Inch Nails. Conocedor del pesimismo de su propuesta, Hill envuelve el conjunto en la emoción propia de los viajes iniciáticos y en una atmósfera de amistad. Estamos ante una de esas películas que invita a la inmersión narrativa y construye ese tipo de personajes cuyos nombres y apodos recordarás semanas más tarde. Una obra ambivalente que deja un extraño sabor a excitación y a pesimismo, que intenta recordar el pasado desde el presente.
Siempre se ha dicho que los hechos y, sobre todo, la historia se interpretan con más facilidad desde la distancia que brinda el paso del tiempo. Puede que una cabeza fría pierda los detalles que aporta la inmediatez, pero gana en análisis y en claridad de exposición. Al igual que Richard Linklater en Movida del 76 (producida en los 90 y representativa de los 70) o Gary Ross en Pleasantville (dirigida en los 90 y contextualizada en unos idílicos 50), Jonah Hill realiza en Mid 90s un retrato de la juventud de los 90 desde la perspectiva que ofrecen los años 10 del S. XXI. Y en este caso, el director no habla de algo que conozca de oídas, sino de un tiempo vivido en primera persona y con la misma edad que su protagonista. Si descartamos el carácter biográfico de la narración, solo nos queda desear que ese débil hilo de luz que se apreciaba al final del túnel justo antes de los títulos de crédito, se haya convertido en una cierta claridad.
Carlos Fernández Castro