Dónde estás, Bernadette (Where’d You Go, Bernadette, 2019)
Donde estas, Bernadette no es una de esas películas de Richard Linklater que puedan ser catalogadas «más grandes que la vida». Su rodaje no ha durado más de una década, no pertenece a ninguna trilogía sobre el paso del tiempo en la vida de una pareja, y tampoco radiografía los diferentes estadios de la adolescencia. Tan solo es otra película sobre esos inadaptados que ocasionalmente protagonizan la filmografía de su director. Su personaje principal desprende el histrionismo marca de la casa, pero al contrario que en Bernie o Escuela de rock, el género escogido para la ocasión es el drama y el tono que guía la narración irradia una especial ternura.
En un momento determinado de la película, Linklater nos muestra a una madre y una hija cantando en el interior de su coche al son del Time After Time de Cindy Lauper. Desde un exterior lluvioso, la cámara filma una declaración recíproca de amor incondicional («si estás perdida, mira y me encontrarás, una y otra vez») y retrata la burbuja en la que vive su protagonista, voluntariamente alejada del mundanal ruido y resignada a interpretar su rol de madre abnegada.
El guión de Linklater vuelve a ser de una precisión portentosa en la gestión narrativa de su argumento e invita a una agilidad narrativa que el montaje identifica desde el primer momento. Ésto se hace patente en una secuencia que alterna los puntos de vista de marido y mujer a la hora de revelar el verdadero conflicto de la narración. Un ritmo vertiginoso propio del thriller se apodera de un drama en el que la oscuridad y la depresión están convenientemente reguladas por la mano maestra de su director: el cinismo de la protagonista nunca llega a devorar su entrañable vulnerabilidad, que la mantiene en el lado humano de esos personajes al borde de la caricatura.
De una manera similar a cómo lo hacía en Me and Orson Welles, Linklater reflexiona sobre los efectos de la actividad creativa en aquellas personas que se dedican al arte. En cierto modo, el director medita sobre su necesidad de hacer cine para mantener la cordura y sobre la desprotección del arte frente al poder absoluto del dólar. En esta ocasión, lo hace a través de una arquitecta retirada que está peleada con el mundo por su incapacidad de mantenerse en activo y de encajar los reveses artísticos derivados a de su profesión.
Pero a pesar de lo que pueda parecer, Linklater no se mira demasiado al ombligo. Más allá de estas consideraciones autorales, Donde estás, Bernadette plantea la necesidad de encontrar el equilibrio en nuestro interior para dar lo mejor de nosotros mismos a quienes nos rodean. Todas estas ideas fluyen con naturalidad en su discurso, a pesar de ciertos subrayados innecesarios en el tramo final, y propician la luminosidad de una propuesta potencialmente depresiva que,a través de un marido convencional y un entorno aparentemente perfecto, se atreve a cuestionar el sueño americano.
Carlos Fernández Castro